En las postrimerías de las conversaciones de Loiola, el PNV confió en que su alineamiento con los intereses españoles trajesen consigo un nuevo acuerdo estatutario que supusiese a su vez una delegación del liderazgo para gestionar ese proyecto por parte del PSOE. El PSOE le hizo el abrazo del oso a Josu Jon Imaz e Iñigo Urkullu, representantes jelkides en el santuario, y pronto dejó claro que aspiraban a liderar esa nueva fase con Patxi López como lehendakari. Por aquel entonces, tal y como se desprende de la entrevista de Urkullu a María Antonia Iglesias, la estructura del PNV daba por amortizado a Juan José Ibarretxe. La necesidad de dar la pugna por Ajuria Enea les obligó a recular. Las elecciones se plantearon en términos políticos como una lucha por el liderazgo dentro de un proyecto común, el autonomismo, si bien se presentaron ante la sociedad como una encarnizada disputa entre dos proyectos distintos, incluso opuestos: uno de continuidad y otro de cambio; uno abertzale y otro unionista.

Sin embargo, y de nuevo como efecto perverso de la política de ilegalizaciones, los resultados electorales han dado el peor de los escenarios para rematar el fraude político que socialistas y jelkides pretendían realizar a sus propias bases, a aquellos ciudadanos que les han votado en base al esquema de confrontación expuesto. Existe demasiada distancia entre líderes, en favor del PNV, pero también demasiado margen para un cambio de lehendakari, en favor del PSOE.

El documento presentado por el PNV al PSE para un acuerdo de gobernabilidad establece unos principios de entre los que destacan el que reclama el «reconocimiento de la pluralidad política de la sociedad vasca, explicitada en el conjunto de opciones políticas que han logrado representación en el Parlamento Vasco». Quienes desde las filas jeltzales pensaron que los resultados mostraban la perversidad de las ilegalizaciones pueden ahora comprobar que más bien es lo contrario, muestran sus beneficios. Así, Ibarretxe ha ganado para restaurar a Imaz; ahora bien, con el beneplácito de todo el EBB.