Imanol Intziarte Periodista
Contradícete, que algo siempre queda
Las pataletas tienen la virtud de hacer que se caigan las caretas. Se te calienta la boca y la lengua va más rápido que el cerebro. Dices lo que piensas sin pensar en lo que dices. Y te quedas al desnudo.
El PNV, que ha hecho del «pragmatismo» su bandera -tradúzcase como «mantenerse en el machito cueste lo que cueste»-, es capaz de hablar de pactos antinatura. Ellos, que llegaron a acuerdos con EH y votaron la investidura de Aznar.
Al día siguiente, suplican al PSOE que les permita mantener la Lehendakaritza a cambio de mantener la «estabilidad» en el Estado español. Lo que ya muchos auguraron en campaña. Eso no es antinatura, es «responsabilidad», «liderazgo compartido» y «profundización democrática».
También el PNV es capaz de pedir «respeto» a la lista más votada. En esto coincide con el resto. Si yo soy el más votado, exijo respeto. En caso contrario, el que más chifle capador. No faltan tampoco quienes denuncian ahora la ilegalización, pero sólo porque les impide tocar pelo en Gasteiz. Al parecer, ya contaban a priori con los votos de los proscritos. Cuando su zurrón engorda a cuenta del apartheid se llaman andanas.
Por no hablar de Mariano Rajoy y su corte, postulándose para ser integrante de la izquierda abertzale al denunciar que el juez Garzón envía policías encapuchados para realizar detenciones de madrugada y al reclamar que se levanten los secretos de sumario, ya que lo contrario entraña indefensión... Di que sí, campeón. Será que cuando era ministro de Interior, y después, no se realizaban redadas de madrugada. ¿Ah, que unas personas y otras personas no son la misma clase de personas? Perdón, ha sido un lapsus. Todos estos detalles, e historias como la del «justiciero de Lazkao» -yo también entiendo que alguien se encabrone si le vuelan la casa... o si por ejemplo le torturan-, muestran a las claras el doble, triple o cuádruple rasero y la hipocresía de estos supuestos «faros morales». Sus principios empiezan y terminan en ese mullido sillón sobre el que quieren asentar el culo.