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Xabier Silveira Bertsolaria

Emilio

¿Conoce alguien el motivo por el cual Emilio Gutiérrez sigue en libertad y en cambio decenas de jóvenes han tenido que sufrir cárcel y comisaría por hechos idénticos? Pues yo creo que sí: ellos pueden romper, pegar, torturar, encarcelar, matar... El resto no

Remover la mierda me divierte tanto como llenar el horno de bollos cuando el tema no está para ello. No sé si es por vicio o por pura necesidad, pero un repaso al 1-M electoral de la Nabarra occidental no puede ni debe dejar pasar por alto el atentado político contra la herriko taberna de Lazkao llevado a cabo por el delincuente españolito y afiliado al PSE-PSOE Emilio Gutiérrez. Una maza y la más asquerosa impunidad le fueron suficientes para calmar el puestonazo que se pilló el niño de bien aquella mañana de autos. (Por cierto, no todos utilizamos la química para romper cosas, casas y/o silencios.)

Imaginemos que un varón con chándal de Adidas, zapatillas para monte, peinado despeinante y cara de no pronunciar ni la r ni la s como dios manda, en cristiano, estaciona su vehículo a las puertas de una casa del pueblo. Imaginemos que desciende de él y que se acerca al maletero para abrirlo. Lo hace, abre el maletero y lo primero que podemos observar en su interior es una mochila de la casa Altus, un Gara amarillento y un forro polar negro con motivos rojos en codos y hombros. Pero no nos interesan sus mierdecillas, pues es una maza de las de obra lo que el joven varón rescata de su frondoso maletero. Cierra el vehículo y camina 20 metros hasta la cristalera de la sede españolista. Un mazazo y ya no hay cristal; ahora se puede entrar. Lo hace, entra al local en el que por encontrarse cerrado tampoco hay ni alma y comienza sin más ni más a destrozar el local a golpe de maza. Rompiendo, rompiendo se va encontrando, por ejemplo, con una foto elegantemente encuadrada del Rey de España, momento en el que nuestro chico de Adidas, pacientemente, deja la maza apoyada a la pared, saca la foto del marco al igual que un mechero del bolsillo del chándal y prende fuego a la fotografía. Vuelve a la maza y ahora se ensaña con la televisión de treinta pulgadas. ¡Cabrrronesss! ¡Han torturado a mi hermano! Se ceba con la tele hasta que se aburre y pasa a la barra que la convierte en A-8, cuestas y curvas. Cañeros, neveras, botellas... Arrampla con todo. Incluso la foto del futuro lehendakari, Patxi López, aparecería al día siguiente con un añadido en tinta de rotulador. Estás muerto, ponía.

Para mí, no es difícil imaginarlo. Lo difícil es imaginar a nuestro chico saliendo por su cuenta del local y entregándose a los policías que sin mover un dedo esperan fuera. Lo arrestan con la mayor educación jamás esgrimida por uniformados armados y se lo llevan a comisaría. Y ahora viene lo mejor. Pasa ante el juez y lo deja en la calle.

¿Es alguien capaz de imaginar semejante pasaje? ¿Me puede explicar alguien por qué no han ilegalizado al PSE? ¿Conoce alguien el motivo por el cual Emilio Gutiérrez sigue en libertad y en cambio decenas de jóvenes han tenido que sufrir cárcel y comisaría por hechos idénticos? Pues yo creo que sí: ellos pueden romper, pegar, torturar, encarcelar, matar... El resto no. El resto ha de ser tolerante con quien le pisa la cara con bota rojigualda. Recuperemos actitudes mal llamadas del pasado; faxismoaren aurka, intolerantzia!

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