De listones, y de listos
Etxekalte» es un término en euskara que viene a significar algo parecido a «aquel que tira piedras a su propio tejado» o «que trae la ruina a casa». Tras unas elecciones en las que no existen ganadores claros y donde la mayor perdedora ha sido una vez más la sociedad -que parece más que nunca a merced de los designios de una clase política que vive ajena a las preocupaciones de la ciudadanía y a espaldas de sus verdaderas condiciones de vida-, no faltan miembros de esa clase que pretenden ajustar cuentas con sus adversarios dentro de sus respectivos partidos, aunque ello suponga cuestionar la estrategia o a la dirección de sus propias organizaciones.
En esas críticas se pretende exponer las razones por las que los resultados de un determinado partido no han sido los esperados. O, más bien, las razones por las que el crítico ya sabía de antemano que por ese camino las cosas no podían salir bien. Sin embargo, algunas de esas valoraciones, realizadas en público pero en clave interna, muestran grandes dosis de revanchismo, venganza, conspiración o envidia, pero escasa relación con lo que realmente ha ocurrido en las pasadas elecciones. En esa línea se encuentran, por ejemplo, las observaciones de Josu Jon Imaz sobre el liderazgo, o las exigencias de dirigentes guipuzcoanos de EA a su ejecutiva nacional. En el caso del primero, no se puede olvidar que tuvo que dimitir para no llevar a su partido al cisma. No parece por lo tanto la persona idónea para dar clases de liderazgo, ni a Ibarretxe ni a nadie. En el caso de los segundos, basta con ver los resultados en los pueblos guipuzcoanos en los que EA ha tenido más fuerza -y en varios casos la alcaldía, como Zarautz, Deba o Hernani- para ver que en algunos de esos pueblos ni siquiera todos los afiliados a EA han votado a esa formación.
En este punto se puede decir que el documento presentado por el PNV al PSOE para gobernar juntos tiene razón: es urgente subir el «listón ético»; y el intelectual, y el político... Y es que la casa a la que tiran piedras esos dirigentes no es su partido, sino nuestro pueblo.