Maite SOROA | msoroa@gara.net
Sigue el chaparrón para Garzón
Y qué razón tenía quien predijo que, desde las alturas, más dura sería la caída! Que se lo pregunten hoy mismo a Garzón, el que fuera niño mimado de todos los poderosos y a quien tratan hoy con menos deferencia que la Guardia Civil al Lute en aquellos años.
Ayer, en «La Razón», Cristina López Schlichting describía al magistrado a su manera: «Una estrella del colorín con adscripción política y recorrido en las urnas». A partir de ahí, la constatación: «Ha irritado a tirios y troyanos y en el CGPJ lo tienen crudo porque, en caso de protegerlo, sería la Justicia la que sufriría grave descrédito». Para concluir, una sentencia: «Que vuelva a Estados Unidos».
En «El Semanal Digital», Ely del Valle empapaba de vinagre las llagas del magistrado: «No tiene suerte el juez de la espada flamígera: en su día quiso ser ministro de Justicia y no lo consiguió; intentó optar a premio Nóbel de la paz y los suecos se hicieron el idem, gracias a Dios y, ahora que el hombre aspiraba a convertirse en presidente de la Audiencia Nacional, se le vuelven en contra las finanzas y queda ante la opinión pública como un vulgar currante de economía sumergida». ¡A ver si va a terminar por darnos pena!
Carlos Alsina, en «La Razón», advertía en una pieza titulada «Hasta los garzones», que «sólo falta que pose desnudo en un calendario a beneficio de los damnificados de sus propios sumarios. Garzón, hasta en la sopa. Togado, cazador, inspector, docente, maquiavelo. Intuyo que el personal anda hastiado de tanto Garzón y tanto compostaje de estiércol no reciclable. Es hora de que alguien nos aclare si este hombre merece el empleo que tiene o lleva veintiún años forzando la ley y haciendo de su capa un sayo». Ya ven que le tienen ganas...
Y Santiago González, en «El Mundo», llamaba la atención sobre el intento de explicación filtrado por el propio juez: «Lo más surrealista, con todo, es esta perla del pensamiento lógico: si hubiera tenido la intención de ocultar los cobros, no los habría declarado al fisco estadounidense. Fantástico. Un juez que para ocultar una falta, cometería un delito fiscal. ¡Y en Estados Unidos! Por algo así metieron en la cárcel a Al Capone y tiraron la llave». Ya ven que lo tiene difícil Garzón. Peor para él.