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Crónica | Elecciones en el Salvador

Mauricio Funes logra un triunfo histórico para el salvadoreño FMLN

Diecisiete años después de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a la guerra civil, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) ha conseguido, de la mano del periodista Mauricio Funes, hacerse por primera vez con la Presidencia del país.

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Carlos GONZÁLEZ

Con un 99% de las actas escrutadas, el FMLN, la guerrilla reconvertida en partido político tras el conflicto armado, ha superado a la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) por algo más de dos puntos, logrando 1.349.142 votos, un 51,3% del total.

Al filo de las nueve de la noche, en su primer discurso como presidente electo de El Salvador, Mauricio Funes declaró que el país «ha firmado un nuevo acuerdo de paz, de reconciliación consigo mismo» e invitó a las diferentes fuerzas sociales y políticas a «construir juntos una unidad nacional basada en la tolerancia, el respeto a las diferencias y la identificación de objetivos comunes».

Tras una larga campaña en la que el FMLN ha tenido que enfrentarse a los mensajes de la derecha, que le acusaban de formar parte del socialismo del siglo XXI y querer vender el país a Hugo Chávez, Funes dijo que «ha triunfado la ciudadanía que creyó en la esperanza y venció al miedo», añadiendo que «ésta es una victoria de todo el pueblo salvadoreño». Al día siguiente de las elecciones, el «Diario CoLatino» destacó en su editorial que Funes ha derrotado a «tres rabiosos poderes: el político, el mediático y el económico».

Con su perfil moderado, evitando vestir de rojo y manifestando su simpatía por el Gobierno de Lula Da Silva, Funes ha logrado lo que ningún otro candidato del FMLN había conseguido en 15 años, obtener casi medio millón de votos más que el anterior candidato presidencial del FMLN, el histórico líder guerrillero Shafick Handal, en 2004.

Ante más de un centenar de periodistas, Mauricio Funes reiteró su «compromiso incondicional con la Constitución, la democracia y el Estado de dere- cho», y aseguró que trabajará «incansablemente por la defensa del régimen de libertades y el respeto escrupuloso a la crítica, la libertad de expresión y todos los cultos religiosos». Funes, además, afirmó que velará por los intereses de la mayoría de la población, «independientemente de sus preferencias políticas», al tiempo que saludó a sus adversarios «con respeto», aseverando que el partido ARENA será «respetado y escuchado».

El nuevo presidente recordó también las palabras del arzobispo mártir Óscar Arnulfo Romero y manifestó que su Gobierno buscará «favorecer preferentemente a los pobres y excluídos». Funes, que celebró ser el primer candidato «postulado por un partido de izquierdas» que se hace con el poder, se mostró confiado en poder llevar a cabo una «gestión histórica», como es la consecución de la alternancia.

El todavía presidente del país, Elías Antonio Saca, felicitó telefónicamente a Funes, y minutos antes de las 23.00, el candidato derrotado, Rodrigo Ávila, compareció públicamente para anunciar que liderará una oposición vigilante «para que no se pierda el sistema de libertades».

Ávila felicitó a su electorado por haber logrado más de un millón de votos -unos 70.000 menos que el FMLN- y dijo que, aunque se enfrenta a «un momento difícil», el partido es fuerte y debe mantenerse unido.

El eurodiputado español Luis Yáñez, responsable de la misión de observadores de la Unión Europea, había manifestado horas antes, tras el cierre de les colegios electorales, que la jornada había discurrido en «términos de normalidad, paz y aceptable participación» y, a la espera de que ambos candidatos aceptaran los resultados, valoró positivamente el proceso electoral.

Generosos en la victoria

Miles de salvadoreños salieron a las calles a celebrar la victoria del FMLN, un triunfo que muchos de ellos llevaban 20 años esperando. Pasada la medianoche, en el redondel Masferrer de la capital salvadoreña, Mauricio Funes invitó a sus seguidores a ser «magnánimos en la victoria» y les pidió que se fueran a sus casas «a descansar». Pero en el ambiente se respiraba ganas de fiesta y, lamentando la ley seca que rige las jornadas electorales, uno de los allí presentes les respondió: «¡queremos guaro!».

Quince minutos después de que Funes se despidiera desde el escenario, otro de los simpatizantes congregados en el lugar, Melvin Darío, seguía de pie, inmóvil y sosteniendo en brazos a su hijo. «Siento una emoción inmensa. Siempre dije que mientras no hubiera un Gobierno de izquierda en El Salvador, no habría futuro para mis hijos. Tengo ganas de llorar. Es algo inexplicable». Sobre el concertador discurso de Funes, Melvin, que fue combatiente durante la guerra, reconoce que «no nos conviene estar polarizados. Detrás de una bandera del FMLN o de ARENA, seguimos siendo salvadoreños y tenemos que sacar adelante el país, que es lo que todos queremos».

Treinta minutos después, Irma Romero, que tiene 20 años y acababa de votar por primera vez, también seguía sin moverse, rodeada de cánticos y banderas rojas. «Para mí esta victoria representa una oportunidad para trabajar por mi país. Ahora empieza una nueva etapa y estamos muy contentos y orgullosos», aseguró.

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