La segunda sesión de la vista probatoria sobre el caso del estadounidense de origen vasco Pablo Ibar, que está condenado a muerte en Florida acusado de un triple asesinato, tuvo como novedad la declaración del experto británico en identificación facial Raymonds Evans, quien constató que la mala calidad del vídeo en base al cual condenaron a Ibar en el año 2000 «hace imposible llegar a la conclusión de que el perpetrador del crimen y Pablo Ibar son la misma persona».

El perito declaró que la principal prueba de cargo contra el preso «está basada en el uso de material de calidad muy deficiente», y alertó de que ello «impide su utilización en cualquier ejercicio de identificación positiva y no debe confiarse en el mismo para esta labor».

El testimonio de Evans fue solicitado por el nuevo abogado del preso, Bejamin Waxman, quien tiene previsto pedir la nulidad del proceso por el que su cliente fue condenado a la pena capital ya que «los derechos constitucionales del procesado no fueron respetados». En ese sentido, la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar adelantó que la defensa solicitará que se realicen las oportunas comparaciones de ADN y de huellas dactilares. Si el juez estimara estas peticiones, ordenaría al Estado de Florida la realización de las pruebas.

La vista probatoria que se celebra en un tribunal del condado de Broward, al norte de Miami, proseguirá en los próximos días, y a su conclusión el magistrado deberá decidir en última instancia si ordena o no repetir el juicio por el que fue condenado el joven, descendiente de una familia de Zestoa.

Irregularidades procesales

Pablo Ibar fue sentenciado a muerte en el año 2000 por el presunto asesinato del dueño de una vivienda en Florida, Casimir Sucharski, y de dos mujeres, Saharon Anderson y Marie Rodgers en 1994, por lo que lleva nueve años en el «corredor de la muerte». Posteriormente, varios juristas denunciaron «importantes irregularidades procesales» durante el desarrollo de las investigaciones y el juicio, dado que al parecer ninguna de las pruebas de ADN, huellas dactilares y análisis de pelos realizadas sobre muestras tomadas en el lugar de los hechos correspondieron con el ADN, huellas dactilares o pelo de Pablo Ibar.

Además, el abogado de oficio que defendió en aquel entonces al acusado reconoció años más tarde que no había hecho una buena defensa de su cliente, algo que lo hacía sentirse «culpable» de que éste estuviera en el «corredor de la muerte».