Contraponerse a la estandarización del gusto y promover la difusión de una nueva filosofía que combina placer y conocimiento es la base del movimiento Slow Food, cuyo fundador, Carlo Petrini, participó ayer en los Diálogos de Cocina que durante dos días se han llevado a cabo en el palacio Miramar de Donostia. Subrayó que «el mundo no atraviesa una crisis económica, sino una crisis de valores. La política de consumo, con su velocidad, creación de necesidades y el derroche, es lo que nos está quitando el alma».

Para Petrini, la producción de la comida es «la principal responsable del desastre medioambiental» e insistió en la necesidad de la sensorialidad como «política a seguir con la comida». En la sociedad actual, «bombardeada» de información alimenticia, enumeró una serie de paradojas como que el campo está mucho más contaminado que la ciudad, que en un siglo se ha perdido el 80% de la biodiversidad, que la producción alimentaria ha roto cadenas alimenticias, que el agua va a ser el causante de las guerras del futuro, que la agricultura se está deslocalizando y que la calidad de la materia prima ha bajado exponencialmente.

El sociólogo italiano insistió en que éste es el momento para que pasemos a ser parte activa de la producción como un acto de responsabilidad, pasando de ser consumidores a ser coproductores. Añadió que «esta sociedad carece de una democracia participativa y se antepone el precio ante el valor. Hay que luchar por la sensorialidad. No es un ejercicio lúdico, sino de responsabilidad sobre nuestra vida». Petrini aplaudió la iniciativa de Obama de poner un huerto en la Casa Blanca, aunque explicó, ante las carcajadas de los asistentes que, «en Washington es imposible poner un huerto con el frío que hace».

Educación gastronómica

Después de dos días con ponencias de expertos en ciencias, filosofía, arte, literatura o matemáticas, las jornadas Diálogos de Cocina, organizadas por la Comunidad Europea de Cocineros Euro-Toques, han dejado claro que, como dijo ayer Ferrán Adrià, «la cocina es seguramente la disciplina más transversal que existe».

Los cocineros que asistieron como oyentes a estos encuentros, destacaron la necesidad de introducir la gastronomía en los planes educativos, puesto que, la educación «es fundamental para que se valoren los alimentos y el esfuerzo que hay detrás de ellos».