ELA denunció ayer que la empresa Arcelor-Mittal pretende llevar a cabo un «cierre a plazos» de la planta de Bergara. La última decisión de la dirección ha sido el planteamiento de desplazamiento de 70 trabajadores de la planta de Bergara a la factoría de Zumarraga y el cierre temporal de la acería de la planta en cuestión, aunque continúa la labor de laminación. Fuentes de Arcelor-Mittal, por su parte, aseguraron en respuesta a las declaraciones del sindicato que es una medida temporal que no implica el cese de la planta. La dirección dijo que en la producción de acero en las plantas de Bergara y Zumarraga trabajan al 50% por lo que han decidido unificar dicha producción.

Sin embargo, el secretario general de la federación del Metal de ELA, Unai Martínez, advirtió de que la «histórica» planta de Bergara «está en un grave peligro». Recordó que la factoría nació en 1906. En 1971 contaba con 1.300 trabajadores, de los que actualmente solo quedan 268. Además el último año «más de cien personas que formaban parte de la plantilla y de subcontratas» ya no están.

Martínez denunció que los últimos años la planta de Bergara no está teniendo inversión alguna, al contrario de lo que ha ocurrido con las factorías de Olaberria y Zumarraga. Sin embargo, remarcó que la planta da «beneficios cuantiosos». En 2007 produjo 69 millones netos de beneficio, y «28 fueron a dividendo puro y duro».

Martínez explicó que Arcelor-Mittal plantea que 70 trabajadores de Bergara se desplacen a Zumarraga. A juicio de ELA, cuando a estas medidas se suma que «no se invierte dinero durante años, cuando pierde plantilla y subcontratas estamos viendo que se está produciendo un cierre a plazos».

Por ello, el sindicato anunció que se opondrá a estos planteamientos ya que «para el pueblo un cierre de una empresa como altos hornos es un drama». Martínez insistió en que ELA quiere «garantizar el futuro» de la empresa, algo que, según dijo, «requiere invertir en Bergara, invertir en una empresa que produce beneficios y que tiene que mantener su actividad».

Lamentó que «hay una carga de trabajo pequeña» y que las producciones «son cada vez menores». «Estamos hablando casi casi de una crónica de una muerte anunciada», insistió, al tiempo que criticó que Arcelor-Mittal sólo quiera negociar las condiciones del traslado de trabajadores pero no de otras cuestiones. Por ello, reclamó «compromisos claros» a la empresa.