Andoain abre su nombre al rock and roll de raíz, llega Crazy Joe & his Mad River Outlows; rimbombante nombre bajo el que brilla un guitarrista sólido, ágil y conocedor de todos los trucos y sonoridades del rockabilly, el country-rock, el country & western, el rock and roll de primera generación, surf, baladas... En realidad, todo lo que contenga rock y suene primitivo. Joe cuida asimismo la sonoridad, por lo que tanto guitarra, pastillas, cuerdas, amplis... y micros se miden al máximo.Además, Joe es ingeniero electrónico, y profesor en la universidad, por lo que manipula el instrumental a su antojo.

Desde Ohio

Su historia se inicia en Columbus, Ohio, donde nace en 1979. Gracias a la afición de su padres por la música, fue músico, y en especial por el rock and roll y el country, Joe Tritschler crece bañado por el sonido campero y lo tradicional. Su primera guitarra la recibe de su padre a los doce años. Desde ese momento inicia un fértil peregrinaje por bandas de instituto y conciertos entre amigos. De inmediato destaca como buen guitarrista y, además, ambicioso. Joe se impregna de los buenos guitarras del pasado, pero también de los grandes contemporáneos, como el salvaje Reverend Horton Heat o la Royal Crown. En 2000 funda Crazy Joe & Mad River Outland, impulsados por el apoyo del veterano Deke Dickerson, maestro de la guitarra con raíces en el rock y el country.

Mad River Outlows está encabezado por la mano derecha de Joe, el bajista Matt Duffey, además de Tom Salvatierra, joven capaz de agrandar la sonoridad de un piano de viaje y Ryan Fyffe, un loco a la batería.

En la actual gira presentan "The king of nerd-a-billy", doce canciones donde el universo del rock and roll de los cincuenta se funde con el country, las baladas, los instrumentales y la poderosa y fina guitarra de Joe Tritschler, presente en cada una de las opciones, se hable de la melosa «Wise to the ways of a woman», que podría haber cantado Elvis Presley, de la balada vaquera con slide «Cryin' my eyes out over you», de la romántica y delicada «Nothing can change this love», del blues «Kansas baby city» o de la explícita «My guitar», donde técnica, estilo, agilidad y velocidad deslumbran; en realidad, como en cada pieza de este disco, escuela de técnica y elegancia.