El director de Atalaya, Ricardo Iniesta, puso el dedo en la llaga cuando al serle otorgado a la innovadora compañía sevillana el Premio Nacional de Teatro 2008, declaró: «Otra forma de teatro es posible, donde no prime el marketing ni la fama ni los nombres televisivos. Sólo compañías estables, como la nuestra, una de las pocas que siguen funcionando en España, permiten un trabajo riguroso a largo plazo». Pero hace tiempo que las compañías teatrales no son colectivos creativos sino empresas mercantiles, tanto en su estructura como en su filosofía. En el seno de la compañía bilbaina Gaitzerdi nació hace unos meses Kabia, definido como una estructura estable de investigación dramática, de formación y de producción; su primer fruto fue «Paisaje con argonautas», de Heiner Müller, estrenado en el último BAD y dirigido por Borja Ruiz. Ruiz acaba de obtener el I Premio Internacional de Investigación sobre Artes Escénicas convocado por Artezblai con el espléndido «El arte del actor en el siglo XX», un recorrido teórico y práctico por una veintena de creadores escénicos del siglo pasado que realizaron una investigación sistemática sobre el arte del actor, no de la interpretación, concepto un tanto limitativo.

Comenzando por Stanislavski y sus discípulos rusos Meyerhold y Michael Chejov, y americanos: Lee Strasberg -padre del Actor´s Studio- Stella Adler y Stanford Meisner; siguiendo por los franceses Coupeau, Decroux y Lecoq; por Artaud y su antagónico y dialéctico Brecht; por los grandes depuradores de la puesta en escena, Peter Brook y Grotowski, y el discípulo de éste, Eugenio Barba; y terminando por el brasileño Augusto Boal y los más recientes teatristas Kantor, Anne Bogart, Bob Wilson o Robert Lepage. El recorrido finaliza con un epílogo en el que B. Ruiz habla de la necesidad de tener un ojo puesto en el pasado y el otro en el futuro, por eso pretende que este apasionado y apasionante trabajo sea, ante todo, útil. El libro acaba de ser editado por Artezblai, un colectivo de locos por el teatro cuyo denodado e infatigable trabajo ha de ser valorado como merece. Una estupenda revista mensual; una editorial de textos teatrales y de ensayos sobre artes escénicas; una librería especializada -Yorick- con su correspondiente librería virtual; el Premio al que acabamos de referirnos; o la nueva publicación «Cuadernos Escénicos de San Francisco», ambiciosa revista de reflexión y ensayo que abordará monográficamente diferentes aspectos del teatro; el uno, «Artes escénicas y Migraciones», acaba de salir, y con firmas de postín. Y todo desde el ámbito de lo privado, mientras que los responsables de la cosa pública se dedican a suplantar a los empresarios comerciales.

Este fin de semana en La Fundición otro arriesgado creador-investigador, Fernando Renjifo, nos ofrece «El lugar y la palabra. Conversación interferida. Beirut», en el que través de los poemas del sirio Adonis, el palestino Mahamud Darwhis y el español A. Gamoneda ahonda en su empeño de «investigar otro tipo de lenguajes escénicos cada vez menos convencionalmente teatrales porque lo que me interesa es otro tipo de presencias como la de esas personas que están en el escenario y que se llaman actore».