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Crónica | Tras el accidente con un obús en Arrate

«¿Cómo íbamos a pensar que había todo ese material ahí?»

Mala fortuna o imprudencia. Los días festivos numerosas personas acuden al santuario de Arrate y, ayer, muchos visitaron la chabola en la que la semana pasada resultaron heridas dos personas al manipular un obús. Algunos conocían al vecino de Eibar herido que, según se ha sabido, perteneció en su día al cuerpo de élite de la Ertzaintza. Su afición por el armamento también era vox populi.

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Maider EIZMENDI

Siendo festivo y aprovechando el magnífico día soleado, numerosas personas se desplazaron ayer a las principales zonas de esparcimiento de nuestro país. En los alrededores del Santuario de Arrate se congregaron cientos de personas y no pocas sucumbieron a la tentación de acercarse a la chabola en la que la pasada semana dos personas, un eibarrés de 50 años y un oñatiarra de 36, resultaron heridas de gravedad, cuando manipulaban munición de la guerra del 36.

GARA acudió ayer al lugar de los hechos para recabar la opinión de las personas que asiduamente visitan el santuario.

El edificio está situado cerca del iglesia, a pocos metros de la emisora Arrate Irratia y los servicios públicos. De ahí que muchos visitantes no entiendan cómo estas dos personas manipulaban allí este material, siendo ésta una zona tan transitada. «Aquí cada día pasean muchas personas y el fin de semana, si hace bueno, se pone a rebosar», afirmaba una vecina de Eibar que habitualmente acude a la zona.

Advertía, asimismo, de que alumnos y alumnas de centros escolares acuden de excursión a los alrededores del santuario. «Podría haber sido mucho peor, incluso, dicen, que si hubiera explotado todo el material que había dentro, ni siquiera el santuario se habría salvado», comentaba.

Preguntada si en algún momento había sospechado sobre la existencia de este material, aseguraba: «¿Cómo íbamos a pensar algo así? Si lo hubiéramos sabido no hubiésemos paseado por aquí tan tranquilos. Yo recuerdo además que antes en esa chabola solía haber animales, cómo íbamos a pensar que ahora había lo que había», manifestaba.

En la actualidad, en esta caseta guardaban a los perros, por lo que no era extraño ver a uno de los heridos, Jon Etxezarraga, por la zona, a la que acudía a menudo a pasear a los canes.

El pasado viernes, tras recibir el aviso y evacuar a los heridos, la Ertzaintza acordonó toda zona y evacuó a las personas que se encontraban en el lugar al comprobar que dentro del edificio se hallaba gran cantidad de material bélico. Se ha hablado de más de mil kilos.

«Es muy conocido en Eibar»

La Ertzaintza sacó el material más sensible la mañana del sábado, horas después de que se hubiera registrado el siniestro, y el resto el lunes por la mañana. «Sacaron y se llevaron cajas y cajas de material».

Según testigos presenciales, «la explosión no fue muy estruendosa», por lo que poco podían pensar las personas que se encontraban en el lugar que se trataba de un hecho de este calibre.

Afirman que una tercera personas que se hallaba en el lugar y que en ese momento se encontraba fuera de la chabola fue la que auxilió a los heridos en un primer momento, hasta que llegaron las ambulancias medicalizadas. Ambos siguen ingresados en la Unidad de Quemados del Hospital de Gurutzeta y los últimos partes médicos afirman que su situación es grave.

Otro grupo de mujeres de Eibar, que cada festivo acude a misa al santuario de Arrate, se acercó a las puertas de la chabola, que la Ertzaintza mantiene precintada, para ver de cerca el lugar donde se produjo la tragedia. «Como está aquí debajo -bajo el parking lateral de la iglesia-, ni tan siquiera nos habíamos dado cuenta de que existía hasta ahora», comentaba, lamentándose de la suerte que habían corrido las dos personas heridas. «Se dice que tenían mucho material dentro y que ya tenían muchas piezas limpiadas, pero por lo visto se han despistado y...». Las tres afirmaban conocer al mayor de los heridos, vecino de Eibar. «Es muy conocido en el pueblo», reiteraban.

De berrozi a bedel

Según han confirmado fuentes cercanas y contrastadas, Jon Etxezarraga, que actualmente consta como bedel en la sede de Lakua, perteneció al Grupo Operacional de Intervención de la Ertzaintza, más conocido como los Berrozi. Posteriormente, agentes de este cuerpo a través de un decreto y tras aprobar unas oposiciones, pasaron a formar parte del cuerpo de la Ertzaintza. Otros, como es el caso de Etxezarraga, pasaron a ser funcionarios, en este caso conserje en la sede de Lakua. Fuentes cercanas a este herido también han insistido en que el material de la guerra del 36 que habían recogido lo tenían con fines expositivos y divulgativos.

Era conocida por muchos vecinos de la zona su afición por la búsqueda y recuperación de este tipo de objetos. De hecho, hay quien en numerosas ocasiones lo había visto rastreando zonas cercana con la ayuda de un detector de metales.

Precisamente unos planos elaborados de Etxezarraga ilustran el tercer capítulo del libro «La Guerra Civil en Eibar y Elgeta» -www.egoibarra.com/Egoibarra/Argitalpenak-. En ellas, el vecino eibarrés herido muestra las vistas aéreas de los frentes de Akondia y Kalamua. En esta misma línea, esta misma semana el antropólogo Francisco Etxeberria declaraba en un medio guipuzcoano que ambos heridos tienen amplia experiencia y conocimientos en la búsqueda y recuperación de objetos bélicos y que son personas que «han trabajado mucho el contenido de carácter histórico de la guerra».

El historiador Iñaki Egaña confirmaba que los heridos han colaborado en ocasiones en proyectos de Aranzadi, concretamente en Intxorta y en una excavación en Zornotza. No bstante, aclara que también hay gente que «se desplaza desde Madrid a esta zona en busca de este tipo de material y que luego lo vende por Internet». Pero niega que éste sea el caso de los dos heridos.

Recuerda Egaña que el material bélico es numeroso: «En 81 días en Bizkaia, por ejemplo, la aviación lanzó 162.000 bombas y eso sin contar las que fueron lanzadas por la artillería». Además advierte de que este material se conserva pese al paso del tiempo: «Hace unos meses realizamos excavaciones en Oiartzun, en el camino de Artikutza, y encontramos armas y balas de la Segunda Carlistada».

En esta misma línea los vecinos de la zona también indican que por los alrededores es común encontrarse con casquillos de fusil cuando llueve, pero que los armamentos bélicos de mayor dimensión están enterrados, por lo que hay que buscarlos y desenterrarlos. Sin embargo, Egaña lanza un mensaje de tranquilidad: «Estas personas se quemaron al incendiarse la pólvora que manipulaban, no explosionó el obús».

Pese a todo, la pregunta que se hacen muchos ahora es cómo estas personas, que públicamente habían mostrado su afición por este tipo de materiales, habían conseguido almacenar tal cantidad, sin que nadie, ni siquiera la Ertzaintza, se hubiera percatado de ello.

Berrozi

El mayor de los heridos, el eibarrés de 50 años, perteneció al Grupo Operacional de Intervención de la Ertzaintza, más conocido como los Berrozi. Posteriormente no pasó las oposiciones de la Ertzaintza y pasó a ser bedel en la sede de Lakua.

Hipótesis

La principal hipótesis que manejan los expertos es que el obús no explotó, sino que se incendió la pólvora que manipulaban. De haber reventado las bombas, no sólo habría desaparecido la chabola, sino que lo habría hecho todo el santuario.

Expectación

Muchos curiosos se asomaron ayer a la barandilla del aparcamiento para comprobar el estado en el que quedó la edificación tras el suceso. Algunos de ellos desconocían la existencia de la misma hasta que tuvieron conocimiento de lo ocurrido.

«Hay de todo»

El historiador Iñaki Egaña afirma que incluso hay gente que se desplaza desde otros puntos, como Madrid, en busca de este material de guerra y luego lo vende por Internet. Pero asegura que éste no es el caso de las dos personas heridas.

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