Ha tenido que ser un relator especial de la ONU, Martin Scheinin, quien dijera las verdades del barquero tras su paso por Euskal Heria: «Cada vez que exista una denuncia de tortura por medio, el juicio debería aparcarse hasta que se llegue al final». Argumento tan sencillo como contundente que no será aplicado en el régimen español. ¿Por qué? Pues porque sin tortura no habría muchos juicios. Ni qué decir de las condenas.