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Josu Imanol Unanue Astoreka Activista social

Como linces

Recurrir al bello animal que es el lince como reclamo para remover conciencias en pro de una vida que se niega en salud, igualdad y oportunidades, me parece lamentable. Pero más aún me remueven la conciencia los que una y otra vez ponen obstáculos ante una realidad más, llamada sida

Hay que tener valor para ir a África e insistir en la campaña contra el uso de los preservativos. Hace falta más que cara y mala idea, para hablar en contra del aborto y remover conciencias, hablando de crímenes, obviando mil situaciones personales, difícilmente valorables por personas ajenas, por mas dioses que les «orienten» en forma de paloma o yo qué se que imaginativa representación. Por cierto, ¿para cuándo las propias revisiónes históricas de las tropelías realizadas?

También hace falta ser sinvergüenza para gastarse millones en 1.300 vallas publicitarias, en 1.200.00 dípticos, en cuñas... mientras hay gente que se muere de hambre o sobrevive en miseria o pobreza extrema que serían evitables.

Hay que ser criminal para acaparar riquezas y negar el pan y agua a niños, a los que cuando conviene se citan como seres con todos los derechos en el futuro, aunque no por ello garantizamos su supervivencia diaria... porque hacerlo es una cuestión que nos afecta a todos, pero a algunos más, por ser quienes acumulan poder y riqueza terrenal.

Mientras Benedicto reparte bendiciones a quienes lo deseen, millones de seres nos enfrentamos al sida y a campañas contra la prevención de la enfermedad, cuando no a reinfecciones que complican nuestra salud precaria. Es la dura realidad que no se cita, la de una pandemia que se expande por la estupidez humana y la pasividad, pregonada una y otra vez como cuestión divina.

No sé para que sirven los sermones y las bendiciones desde la lejanía, cuando hoy como ayer, usando el nombre de no sé qué Dios, niegan la efectividad de un medio de prevención, por todos conocida y cuando menos más asequible que los tratamientos futuros para sobrevivir.

Me parece poco ético que lleguen incluso a afirmar que en el Estado son 1.200.000 niños los que no llegaron a nacer en los últimos años, (Martínez Caminos. COPE, 17/03/2009), aludiendo a algún macabro cálculo realizado tal vez en confesionarios, pero obviando que también son millones quienes se ven abocados a la desgracia de la muerte anunciada, repito, por quienes no hacen nada por evitar su desgracia.

Estoy de acuerdo en que no deben usar el condón quienes pregonan su fe y la castidad de por vida, aunque más contento estaría de que no hablaran de futuro los que niegan medios para mantener una calidad de vida sin enfermedades o sin embarazos no deseados.

De nuevo varios hombres con sotana nos hablan de fe y palabras indiscutibles por ser designios divinos, intentar imponer una moral que les lleva a perder acólitos poca a poco, porque predican efectivamente en el desierto de la ignorancia.

Habrá quienes intenten diferenciar lo dicho por unos de otras realidades. Pero cada vez me es más difícil diferenciarlo a mí, y me considero con el derecho de contrastar lo que pregonan, con menos dinero, medios, o con lo que sea, pero con la rabia de haber visto año tras años, el sufrimiento de nuevos casos, cuando no la perdida de compañeros, algunos conocidos, otros no, pero todos cercanos al fin y al cabo.

Recurrir al bello animal que es el lince como reclamo para remover conciencias en pro de una vida que se niega en salud, igualdad y oportunidades, me parece lamentable. Pero más aún me remueven la conciencia los que una y otra vez ponen obstáculos ante una realidad mas, llamada sida.

África no se merece visitas opulentas y mensajes contradictorios, tal vez merezca menos dioses a citar y más actuaciones consecuentes por el abandono que sufren. Al lince mejor dejarle en paz y con Dios, respetando su hábitat y su forma de ser, nos guste o no.

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