Caprichos del destino. Un 25 de abril de 2006, el Villarreal se quedó en el último escalón previo a la gloria balompédica. Tras el uno a cero de la ida, los amarillos fueron superiores al Arsenal en El Madrigal. Fue un partido duro, igualado y con muy pocas concesiones. Al contrario de la imagen que se tiene de él, Arséne Wenger planteó un choque en clave defensiva. La gran mayoría de sus hombres se fajaron en labores de contención, mientras que la presencia de Thierry Henry, entonces gran estrella gunner, fue una simple isla en ataque.

El Villarreal fue dueño de la pelota y echó mano de grandes dosis de paciencia para encontrar el camino al gol. Sin embargo, los minutos pasaban y el cerrojo londinense se hacía cada vez más sólido. Así transcurrieron las cosas, hasta que llegó una de esas jugadas que pueden variar la historia de un equipo. Del todo a la nada y viceversa. Los amarillos dispusieron de un penalti a su favor en el descuento. 11 metros de distancia y sólo dos futbolistas, Juan Román Riquelme y Jens Lehmann.

El argentino era la gran figura del equipo de Pellegrini, todo el juego de su escuadra giraba en torno a él y su pausa activa era la marcha sobre la que giraba el estilo del submarino. La lógica indicaba que el encargado de llevar al Villarreal a una final de Champions tenía que ser él. Enfrente, un gran portero. Arisco y desagradable por momentos, pero que a sus 37 años se encontraba en plena forma. La jugada tuvo, parafraseando a un afamado comentarista deportivo, «esa tensión que separa a los hombres de los niños». La presión pudo con Riquelme, y Lehmann detuvo su lanzamiento. El Arsenal pasó a la final y la perdió con el Barcelona en París, pero esa es otra historia.

Ahora, ambos conjuntos se vuelven a encontrar en los cuartos de final de la Champions. La cita llegará la primera semana de abril y serán muy pocos los protagonistas que revivan la cita de hace tres años. En el Villarreal sólo siguen Senna y Javi Venta, además de un Pires que jugó aquel partido como gunner. En el equipo de Wenger, los únicos supervivientes son Touré, Eboué y Fábregas. El catalán acaba de regresar a los entrenamientos y está a un paso de reaparecer. Se trata de la gran estrella de un conjunto que ha vivido una profunda reconversión en los últimos ejercicios. Jugadores con peso específico como Lehmann, Campbell, Flamini, Gilberto Silva, Hleb, Ljunberg, Reyes, el propio Pires o Henry han abandonado el club.

No es el único «revival»

Chelsea y Liverpool han disputado tres intensas semifinales en las últimas cuatro temporadas. Dos de los duelos se han saldado con victoria red, siendo Luis García y Reina los grandes héroes para el conjunto de Benítez. El año pasado, en cambio, fueron los blues quienes lograron el billete a la final de Moscú.

Barcelona y Bayern medirán sus fuerzas en la eliminatoria, a priori, más espectacular. Han sido los dos conjuntos más fuertes hasta ahora y su emparejamiento promete ser un duelo de altura. Los catalanes son el equipo que mejor juega, pero la pegada alemana no está teniendo clemencia en Europa. Además, el Bayern regresa al Camp Nou casi 10 años después de aquellos dos infaustos minutos ante el Manchester en la final de 1999. Tres años antes de aquello, los dos conjuntos se enfrentaron también en semifinales de la UEFA: Guardiola y Klinsmann defendían sobre el verde los colores de los equipos a los que ahora dirigen.

Finalmente, el vigente campeón, el Manchester United, seguirá en busca de la séxtuple corona ante el Oporto. En 2004, los dragones dieron la sorpresa y lograron el pase en Old Trafford