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El director del Caisse d'Epargne ha sido importante en la trayectoria del sprinter del Quick Step y por eso viven en el mismo pueblo

Australianos, amigos en Oiartzun y rivales en San Remo

Allan Davis, líder de la clasificación mundial, sueña con la clásica italiana, pero está dispuesto a trabajar para Boonen. Neil Stephens tendrá en Luis León Sánchez a su estandarte tras ganar la París Niza.

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Joseba ITURRIA | DONOSTIA

La Milán San Remo, una de las principales clásicas de la temporada, será escenario de un nuevo enfrentamiento entre dos amigos australianos a los que les ha correspondido ser rivales en el inicio de este año. A Neil Stephens le ha tocado dirigir al Caisse d'Epargne en casi todas las carreras que va a disputar su pupilo Allan Davis. Los dos estuvieron en el inicio en Australia, donde el corredor del Quick Step ganó tres etapas y la general que le han valido para ser el líder actual de la clasificación mundial. Los dos coinciden en Tirreno y San Remo y seguidamente en Euskal Herria y Giro.

El destino les ha unido. Neil Stephens ha sido una de las referencias que ha seguido Allan Davis en su carrera: «Lo seguí como corredor en los años 90 como a todos los profesionales australianos, que en aquellos años no eran muchos. Luego le conocí en 1997 en el Mundial de Donostia, en primera temporada junior con 18 años. A partir de ahí, siempre me ha ayudado enseñándome cosas como ciclista en general y para ir a Oiartzun en 2003. Tengo mucho respeto por él como ciclista, como persona y como amigo. Tengo una muy buena relación con él y los dos vemos las cosas igual».

La relación de Neil Stephens con Davis se basa en el trabajo del primero como responsable del ciclismo profesional para la Federación Australiana: «Desde que estaba con mi hermano en aficionados en Italia sabía que tenía talento. Por eso fichó por Mapei y cuando dijo que iba a dejar el ciclismo llamé a los australianos del equipo para echarles un cable. Cadel Evans y Rogers se buscaron por su cuenta destino y Allan no tenía nada y yo, con la relación que guardaba con Manolo Saiz, les pude hacer un favor a los dos al ponerles en contacto. Así empezó su aventura en el Liberty, que quería que viniera aquí y el sitio lógico para hacerlo era en Oiartzun».

«Me gustó la afición al ciclismo»

Por eso desde el 2003 los dos australianos son vecinos y amigos en Oiartzun. Cuando están fuera de carrera es habitual que estén las dos familias juntas. Lo que no se podía imaginar Allan en 1997 cuando vino por vez primera a Gipuzkoa era que se iba a instalar a diez kilómetros de donde pasó grandes penurias: «Me caí cuatro veces y acabé triste. Fue un Mundial junior con muchas caídas y me tocaron todas, pero me gustó mucho la afición al ciclismo que hay aquí. Tengo mucha pasión por este deporte y estoy en un país en el que hay esa pasión y respeto al ciclismo. Estoy muy contento en Oiartzun y tengo amigos que me siguen. Hago mi trabajo al 100% y tengo una vida muy tranquila con mi familia, que vive una vida normal».

Agradece que Stephens le ha ayudado a buscar equipos, «pero él es el primero que dice que si los he encontrado es por mis resultados. En mi primer año profesional ya gané dos carreras y eso hizo que Manolo Saiz me fichara. Me he trabajado mucho las cosas y él me ha ayudado».

De hecho, intentó buscarle un acomodo en Caisse d'Epargne cuando ningún equipo le quería, un episodio de su historia ciclista que Allan Davis quiere dar por cerrado: «Ya he hablado demasiado de eso y sólo quiero hablar del futuro». Pero ese pasado ha impedido que los dos australianos puedan compartir equipo además de amistad.

Como recuerda Stephens, «me hubiera gustado tenerle conmigo y no pudo ser por equivocaciones, porque salió en algunos documentos de la Operación Puerto. Aunque se rectificó y quedó claro que no tenía nada que ver y la Federación Australiana le ha apoyado, la gente tenía dudas de si le iba a afectar. El primero que se atrevió fue Johan Bruyneel. Pero Discovery desapareció, él se fue a la aventura de Astana y Allan se quedó sin equipo. Fue una gran injusticia. Tuvo que pasar casi un año en blanco en el Jartazzi, un equipo modesto, con la ilusión de que iba a salir algo. Cuando Eusebio me llamó para entrar en el equipo durante bastante rato hablamos de la posibilidad de traer a Allan, pero por si acaso no se atrevían a cogerle. Me hubiera gustado ficharlo, pero entendía que el equipo no quería problemas y así pasó el año como pudo hasta que fichó por Quick Step y me alegro por él».

Claro que la amistad se aparca en carrera, donde «cada uno mira por su equipo. Cuando estamos en carrera nos saludamos y tomamos un café, pero cuando se da el banderazo cada uno va a lo suyo. Tengo un ciclista parecido a él como José Joaquín Rojas y barro para casa. Cuando no estoy en carrera sí me intereso mucho por él y los demás australianos y me gusta que logre victorias».

Stephens destaca la progresión de Davis: «Antes era un chaval con talento y rapidillo que pasaba bastante bien la montaña. Ahora ha ganado un punto de velocidad y en la montaña es más duro, la pasa mejor con el hambre que tiene. Cuando pasó a profesional lo comparaba con David Etxeberria y si sigue así puede pelear por Lieja y Amstel y ganar diez carreras o más al año».

Contento en Caisse d'Epargne

A nivel personal, Stephens está «muy a gusto en Caisse d'Epargne. Cuando era ciclista los aficionados pensaban que éramos grandes rivales los de Banesto y Once, pero nos llevábamos muy bien y cuando me llamó Eusebio Unzue me hizo mucha ilusión. Llevo dos años y cada vez me gusta más, el equipo tiene mucho futuro con jóvenes muy buenos y es una gozada trabajar con ellos».

Además es un equipo de casa, algo que agradece un hombre que llegó a Euskal Herria en 1989. Recuerda cómo vino a la casa del alto de Perurena donde tenía su base Caja Rural. «Vine a través de Mateo Hermans, porque yo corría en un equipo modesto holandés y me dijo que viniera para ayudarle. Así conocí a Marino Lejarreta y a Txomin Perurena, que se dieron cuenta de que podía hacer más que las llegadas para Mateo. Fueron años en los que tuve lesiones hasta que con Marino fui a la Once».

Entonces se asentó en Oiartzun, donde ha conocido a su mujer, con la que se casó en 1995 y ha tenido su familia para convertirse en un oiartzuarra más: «Es una gozada estar al lado de una ciudad grande como Donostia y con el cariño que hay en un pueblo pequeño. Aunque soy bastante casero, soy de una ciudad de Australia y nunca había vivido la experiencia de un pueblo pequeño. Tengo tres chavales en la ikastola del pueblo, estás con la gente en el polideportivo y parece que en un pueblo pequeño siempre están dispuestos a echarte un cable».

Sólo lamenta que no haya un ciclista oiartzuarra que ocupe el papel que dejaron vacante los Lasa y Perurena: «Siguen a Allan con mucho cariño, como si fuera del pueblo, pero es una pena que con la afición que hay aquí no tengan un ciclista de casa. Estaba Iker Leonet, pero no fue para adelante. A ver si hay suerte en el futuro y sale alguno».

«Este es mi objetivo más grande, junto con una etapa en el Tour y un Mundial»

Tras ganar Down Under, Allan Davis dijo que su objetivo era la Milán San Remo, prueba en la que fue segundo en el 2007: «Para mí en cualquier sitio es importante ganar, me da igual dónde, pero el objetivo más grande de la primera parte de las clásicas es Milán San Remo. Me va muy bien por mis características, como un Mundial en el que haya un repecho. Para mí cada vez que me pongo el maillot de Australia es especial. La otra cosa que me gustaría ganar antes de dejar la bicicleta es una etapa en el Tour», comenta a GARA.

Su gran problema para aspirar al triunfo hoy es que «tengo un compañero como Tom Boonen que tiene muchas opciones. El año que hice segundo, él fue tercero y el anterior hizo cuarto. Tiene experiencia en la carrera y creo que puede llegar adelante. Si es así y llegamos los dos juntos tengo que trabajar para él, no voy a hacer el sprint contra él». Tener de líder a un velocista de su nivel no le preocupa porque «la mayoría de los equipos ahora tienen dos o tres sprinters. Hay un montón de carreras, dos calendarios diferentes y lo bueno es tener en cada prueba una opción. En Quick Step estamos Tom, Weylandts y yo. Los tres hacemos carreras diferentes».

De los sprinters es uno de los que mejor sube y por eso correrá Flecha y Lieja: «La montaña larga no me va, pero los repechos en los que sprinters más grandes y fuertes sufren los paso bien. La media montaña la supero y este año tengo un calendario bueno con País Vasco, Árdenas y Giro».

Sobre las opciones de Allan hoy, Stephens duda que Boonen entre adelante porque «hay otro repecho más que se subió el año pasado y Allan lo pasará mejor y llegará menos tocado. Ellos deberán valorarlo, pero ha sido segundo en San Remo...».

J. ITURRIA

 

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