El Movimiento Justicia e Igualdad (JEM) suspendió ayer las conversaciones con el Gobierno de Sudán por la expulsión de trece organizaciones no gubernamentales en respuesta a la orden de arresto dictada por el Tribunal Penal Internacional contra el presidente sudanés, Omar al-Bashir. «A menos que el Ejecutivo permita el regreso a las organizaciones de asistencia, no acudiremos a Doha para reanudar las negociaciones» previstas para dentro de dos semanas, advirtió Jalil Ibrahim, máximo dirigente del JEM.

«Con estas expulsiones, la vida del pueblo de Darfur se ha convertido en un infierno», denunció. En un principio, aseguró que la milicia, alzada en armas en febrero de 2003 contra el Gobierno, no se retiraría de la mesa de negociaciones, aunque mostró su conformidad con la orden del TPI.

El pasado mes, el JEM y Jartum iniciaron en Doha un diálogo para la reconciliación, que se saldó con la firma de un «acuerdo de buena voluntad para generar confianza». El documento fue suscrito en el palacio real de la capital qatarí tras ocho días de difíciles negociaciones entre Ibrahim y el vicepresidente sudanés, Nafea Alí Nafea, boicoteadas por la otra milicia, el Movimiento de Liberación de Sudán.

Dada la situación actual, Ibrahim subrayó que «no están listos para reanudar el diálogo bajo ninguna circunstancia, a menos de que el Gobierno se retracte de sus posturas».