Pakistán trataba ayer de cerrar la página de la última crisis que ha desatado una fuerte ola de protestas y ha sacudido profundamente al Gobierno con un simbólico epílogo, la vuelta de del juez Iftikhar Chaudhry a su puesto como presidente del Tribunal Supremo y un esbozo de diálogo entre poder y oposición.

Una semana después del golpe de efecto del líder de la oposición, Nawaz Sharif, y el viraje del Gobierno, que cedió en bloque a una revuelta que se había convertido en incontrolable, el juez Chaudhry, icono de la democracia para millones de paquistaníes, recuperó su cargo.

Entre cánticos del himno nacional, la bandera y blanca de Pakistán fue izada ante el chalet del juez en Islamabad, en medio de los aplausos de centenares de personas, abogados, representantes de la sociedad civil, activistas de derechos humanos y militantes políticos.

Hombre discreto y muy conocido por su independencia, Chaudhry no apareció en el acto que organizaron los abogados, colectivo que inició el movimiento a favor de su restitución. El juez fue cesado por el dictador Pervez Musharraf el 9 de marzo de 2007, después de que hubiera solicitado, entre otras cosas, una investigación sobre personas supuestamente desaparecidas a manos de las fuerzas de seguridad. Además, Musharraf temía entonces que la Justicia dictara en contra de su reeleción.

El retorno del presidente y otros diez magistrados del Tribunal Supremo despedidos con él se convirtió en el eje de un gran movimiento que precipitó la caída del régimen militar en 2008 y enconó el primer año de Gobierno civil posterior.

La crisis hizo surgir al ex primer ministro Nawaz Sharif como líder de la oposición, debilitó al presidente, Asif Ali Zardari, y abrió grietas en el poder.

Para poner fin a la crisis, también ayer se abrió una vía de diálogo con una primera reunión entre el primer ministro, Yusuf Raza Gilani, y Sharif, en la que debía tratarse, en particular, la posible abolición de una enmienda constitucional introducida por Musharraf, que amplía los poderes del jefe del Estado. Este ha sido el primer encuentro desde que una fallo del Tribunal Supremo, del 25 de febrero, excluyera de la vida política a Sharif por antiguas condenas penales.