Precisan que la cumbre del G-20 de Londres «no pondrá fin a la recesión»
El secretario de Estado británico y ministro a cargo de la cumbre del G-20 en Londres, Mark Malloch Brown, precisó ayer que esta cita «no pondrá fin a la recesión». En un intento de moderar las expectativas creadas por los propios asistentes al encuentro, subrayó que «estamos en medio de un vertiginoso fenómeno de destrucción de la riqueza que no va a detenerse el 2 de abril». Consideró que la consecución de un acuerdo «será difícil, pero no imposible».
GARA |
A poco más de una semana de que se celebre la cumbre del G-20 en Londres, arrecian los mensajes para reducir las expectativas creadas desde la cita de Washington. Presentada desde entonces por sus impulsores como el encuentro en el que se aprobarán las medidas concretas para «restablecer el crecimiento» de la economía mundial, el secretario de Estado británico y encargado del encuentro del G-20, Mark Malloch Brown, moderó las esperanzas alentadas y afirmó que la cita «no pondrá fin a la recesión».
«Estamos en medio de un fenómeno vertiginoso de destrucción de riqueza mundial que no va a detenerse el 2 de abril. El repliegue va a prolongarse aún más tiempo», subrayó.
En declaraciones a la BBC, Malloch señaló que se han realizado «muchas cosas» para hacer frente a la crisis, «pero quizá el 2 de abril no sea el momento que los países consideren conveniente para añadir algo más».
El secretario de Estado británico indicó que «habrá un anuncio sobre las finanzas mundiales, pero eso no se referirá inevitablemente a un esfuerzo nacional de las grandes economías».
Camino recorrido
Aseguró que los líderes y gobernantes de las economías industrializadas y emergentes representadas en el G-20 está bas- tante cercanos a un acuerdo sobre las medidas que se deben adoptar -«tenemos hecho el 80% del camino»-, aunque los días previos a la cumbre serán «muy críticos». Opinó que un acuerdo «será difícil, pero no imposible».
El primer ministro británico, Gordon Brown, por su parte, insistió en minimizar las discrepancias. A preguntas de los periodistas sobre la posibilidad de que las expectativas sean «demasiado altas», replicó que «las respuestas individuales a la crisis nunca serán tan eficaces como una reacción conjunta».
Los socios europeos del G-20 consideran que éste es el momento de concentrarse en la reforma del sistema financiero y acudirán a la cita de la capital británica con un amplio catálogo de propuestas en ese sentido, que van desde reforzar el FMI y endurecer la regulación de los bancos y las agencias de calificación de riesgos hasta aumentar la presión sobre los llamados «paraísos fiscales».
Estados Unidos, por su parte, apuesta por un mayor estímulo fiscal para incentivar la inversión pública y la demanda.
Aunque en el Consejo Europeo quedó claro que la UE no va a responder en la cumbre a la petición estadounidense de aprobar nuevos paquetes fiscales, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, trata estos días de minimizar las diferencias de estrategia entre los dos bloques del Atlántico. «Tenemos que trabajar en todos los frentes», recalca Durao Barroso, quien insiste en que, a nivel global, hace falta tanto un estímulo fiscal coordinado como la reforma del funcionamiento de los mercados internacionales. «Sin estímulo no tendremos recuperación, pero sin reforma financiera la recuperación no será sostenible».
Brasil, Rusia, India y China, economías a las que se reclama que contribuyan de forma importante a aumentar los recursos del FMI, replican que no realizarán más aportaciones si no se incrementa su presencia en ese organismo.
En un intento de moderar las expectativas creadas ante el encuentro de Londres, Malloch dijo que «estamos en medio de un fenómeno vertiginoso de destrucción de riqueza mundial que no va a detenerse el 2 de abril».
El ministro británico encargado de la cumbre avanzó que en el encuentro se realizará «un anuncio sobre las finanzas mundiales, pero eso no se referirá inevitablemente a un esfuerzo nacional de las grandes economías».
El director general de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), el chileno Juan Somavía, afirmó que la actual crisis financiera se ha convertido «en una crisis de empleo global», al tiempo que alertó de la alarmante cifra de desempleo que podría registrarse este año. «El desempleo a nivel mundial podría afectar hasta a 231 millones de personas en 2009, un incremento de 52 millones comparado con 2007», precisó en una entrevista publicada el diario «La Nación».
El responsable de la OIT aseguró que la actual coyuntura económica «ha puesto en peligro, en tan sólo pocos meses, gran parte de los avances que el mundo ha realizado en los últimos quince años en materia de reducción de la pobreza».
Consideró que la actual crisis es la consecuencia de un modelo de globalización «desequilibrado e injusto» que en los últimos años ha sobrevalorado el papel desempeñado por el mercado, infravalorado el del Estado y «menoscabado la dignidad del trabajo y el respeto por el medio ambiente».
Abogó por la aparición de un nuevo paradigma centrado en «la defensa y la promoción de empresas sustentables y el trabajo decente».
Para salir de la actual situación, Somavía recalcó la importancia de promover el flujo de capitales para dinamizar las economías e instó a los bancos a prestar dinero.
«Los bancos deben retomar su papel tradicional de prestar dinero a empresas y personas, los verdaderos motores de la economía, para que éstos inviertan, comercien y consuman», enfatizó.
