Iñaki Bergera, compatibiliza su trabajo en el despacho «Beguiristain Bergera Arquitectos» de Iruñea, con la investigación y la docencia de Proyectos en la Universidad de Zaragoza y en la Europea de Madrid. Además de todo ello, saca tiempo de donde puede para dedicárselo a su hobby preferido que, poco a poco se está convirtiendo también en profesión: la fotografía. Ha obtenido numerosos premios, ha publicado fotografías en revistas a nivel internacional, imparte proyecciones audiovisuales, cursos y seminarios de fotografía de naturaleza, colabora con artículos en revistas... Ahora, la Sociedad Fotográfica de Gipuzkoa acoge hasta el 15 de abril su tercera exposición individual. «Mi trayectoria fotográfica arranca de lejos con paisajes. En Estados Unidos me empecé a interesar más por este tipo de fotografía más contaminada, más artística, tal vez».

«Otomanos» es el fruto de diez días en Turquía en setiembre del 2006. «Son fotos que llamaríamos de calle, de recorrer la ciudad, viendo personajes, la vida de la calle, desde luego que no son fotografías de turista al uso. Lo que me gusta, de alguna manera, es entender la ciudad como un escenario y buscar personajes que se supone que interpretan papeles», señaló Bergera.

Fotografía social

Las fotografías de este arquitecto iruindarra se mueven en el territorio del ensayo fotográfico y el documentalismo social, «el ensayo fotográfico es escoger un tema, en este caso social, de un determinado país, y a través de la fotografía contar ciertas cosas, y el documentalismo es investigar en los tipos sociales y hacer una lectura sociológica y fotográfica de la gente. Sinceramente, desconozco si estas fotografías pertenecen a alguno de esos territorios o simplemente al cliché estereotipado de la mirada del turista occidental sobre una sociedad tan densa y heterodoxa como la turca».

Lo que sí tiene claro Bergera es que estas fotografías suponen un paso más en el camino de una «búsqueda personal, prolongada, lenta pero persuasiva, que persigue entender cómo es o debería ser mi mirada fotográfica». Destaca que como en cualquier otra disciplina artística, se da un constante aprendizaje e investigación y que constantemente realiza esa búsqueda de lo que en un momento dado quiere contar: «En el caso de la fotografía, esa búsqueda no tiene que ver con el resultado, sino con lo que viene antes, y eso es la manera de mirar. La fotografía es contar una cosa a través de la cámara, y por tanto, eso implica un esfuerzo por saber qué es lo quieres contar y domesticar esa mirada».

En este caso, la mirada de Bergera se dirige hacia las personas, a los habitantes de la ciudad de Estambul. «Entiendo la ciudad como un escenario donde pasan cosas y a través de los personajes que actúan en ese escenario, empiezo a investigar en distintos temas: cultura, religión, género, consumo, múltiples temas que están presentes en una ciudad tan variopinta, tan heterodoxa, tan rica y tan compleja como la turca, que está a medio camino entre oriente y occidente», explicó el autor.

Bergera confiesa que su formación arquitectónica, «casi de manera inconsciente o por prejuicio», se ve reflejada en sus fotografías. «En el fondo lo que busca la creación arquitectónica es composición, es dar forma y, por lo tanto, hay una clara obsesión inconsciente por componer, por echar líneas, por ver dónde queda la figura en el contexto de lo que es el todo de la fotografía».