GARA |

Muchos serán los ojos que se detendrán en el rendimiento de Sebastien Buemi, no sólo por ser el único debutante de la Fórmula Uno para la presente temporada, sino porque se le comparará con otros novatos recientes -como su tocayo Vettel, que obtuvo grandes resultados-, y se mirará con lupa su cuestionado ascenso a la máxima categoría del automovilismo.

La verdad es que el piloto suizo no deja indiferente a nadie. Para algunos, representa el perfil del joven que se ha ido labrando su futuro a base de kilómetros, mientras que para otros es un enchufado de la marca para la que va a correr este año. No son pocos los que consideran que el puesto del helvético -correrá con Sebastien Bourdais- debería estar ocupado por el nipón Takuma Sato, despedido finalmente de Toro Rosso.

Buemi llegó a declarar que en los tests de Jerez tuvo a ambos bajo control, y es que la modestia no parece ser precisamente una de sus virtudes. «Espero tener un compañero de equipo competitivo», fue otra de las perlas de quien se apunta a la moda de los enfants terribles de la Fórmula Uno y que ya ha tenido dos accidentes con su monoplaza sin haberse todavía estrenado en un Gran Premio.

Su presunta vanidad -hay quienes también auguran en él un futuro campeón- ha hecho que sus detractores echen mano para sus chanzas del poco atractivo físico del suizo. Pero, ¿quién dijo que belleza y talento al volante fueran de la mano? De momento, Buemi tendrá que convencer a sus detractores de que no va de farol.