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Raimundo Fitero

Cuaresma

Aseguran los estudios que hasta la prostitución está en horas bajas. Y no creo que sea por la cuaresma, precisamente. En un reportaje escucho asombrado las declaraciones de profesionales de varios quinquenios, de asociaciones que luchan por los derechos de las prostitutas, lanzar una luz sobre la actualidad profesional que me deja las cervicales tambaleando: aseguran que ha bajado la clientela, en número, por la crisis, y que por la misma crisis hay más cuerpos dispuestos en el mercado para atender a la clientela menguante con lo que se está llegando a una situación bastante complicada. Escucho a alguien a hablar de intrusismo, y de mayor inseguridad sanitaria. Bueno, dejémoslo aquí.

Por otro lado unas recomendaciones u ordenaciones indican a los estados europeos que incluyan en el Producto Interior Bruto, la prostitución, el tráfico de drogas, y otros asuntos de la economía sumergida. Se recomienda seriamente que se incluyan en la contabilidad de los próximos ejercicios. Parece una obviedad, pero el dinero circula, en billetes de quinientos, de doscientos o de cincuenta, pero son transaciones económicas que al final revierten en la balanza de pagos. Menos mal que la vieja Europa se ha dado cuenta por la parte impositiva de las bondades de algunas actividades estigmatizadas por la moral, y ahora, las putas, con orgullo pueden encararse a sus concejales para pedirles mejores condiciones de trabajo porque ayudan a que suba el PIB. O sea, que los de Cuatro tienen un problema con su nefasto «Callejeros», van a tener que volver a las Barranquillas, a San Francisco, al Puerto pero con el otro equipo, el de alabar los lugares de crecimiento económico sostenido.

Además de contribuir al PIB, cuando el negocio va mal, no acude el Banco de España, ni el de Esperma, ni siquiera las fábricas de condones a ayudar a las trabajadoras por cuenta propia a que puedan solventar sus situaciones. En cambio, en la Caja de Castilla-La Mancha, ha empezado la más dolorosa procesión, el calvario más obligatoriamente comunitario: los desvaríos de unos pocos pagados entre todos. Este es el primer paso hasta llegar al Gólgota. Menuda cuaresma nos espera.

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