Las dos carreras de Fórmula 1 han acabado sin la consabida imagen del banderazo a cuadros que simboliza el mundo del motor. Los accidentes y la lluvia torrencial han intervenido pero ello no ha impedido que La Sexta, con esta oferta y la de seis partidos en abierto haya cosechado unos magníficos resultados de audiencia. Asunto que es circunstancial y oportunista, porque después, en las franjas de programación no deportiva sigue en unas cuotas bastante bajas, aunque asumibles. Lo que sucede es que las medias de las cadenas se hacen estadísticamente y si logras en momentos más del cuarenta por ciento, sube el general de la cadena y las referencias, las líneas de aprobación de los programas se elevan de tal manera que a muchos les va a ser muy difícil seguir el ritmo.

Esto de las estadísticas, de los resultados de audiencias, de ese mundo que aquí sintetizamos en las mediciones oficiales de la empresa Sofres, es un referente más o menos ajustado a la realidad. Son los datos, de momento, más fiables, y nos lleva a conocer, no solamente el porcentaje de las personas que ven un programa en un momento del día respecto a la totalidad de los televidentes que están viendo televisión en ese momento, sino que se cuantifica, con lo que podemos hacer un trabajo de valoración de la inversión. En lo referente a las empresas privadas, con sus relaciones mercantiles y sus cuentas de resultados tienen su penitencia, pero cuando nos referimos a entes públicos sufragados por los presupuestos generales, entonces hay que afinar mucho el argumento.

Por ejemplo, en estos momentos en La 2, la media de la cadena es muy baja, pero nos revela una cruel constancia: los programas de mayor contenido cultural, ya sea divulgativo, informativo o directamente de emisión de alguna ópera u otro acontecimiento similar, alcanzan unos resultados auténticamente desoladores. Estamos hablando de programas de difusión estatal que justo alcanzan los cien mil espectadores. Y es importante su existencia. En otros casos, en otras cadenas, no se puede decir lo mismo ni por asomo. Aquí se abre un debate serio, pero se cierra por falta de espacio. Banderazo.