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Araba, premio o castigo a cómo use el PNV las diputaciones

La Diputación de Araba se ha convertido en objeto de codicia por parte del PP. Una y otra vez insiste ante el PSE en la necesidad de desalojar al PNV para hacer patente «el cambio». De momento, Patxi López se guarda esa carta, para ver si con ella puede condicionar la oposición que le hagan los jeltzales. Mantener o perder Araba se presenta como el premio o el castigo al uso que el PNV haga de las diputaciones.

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Iñaki IRIONDO |

El PP exige al PSE la presentación antes del verano de una moción de censura contra el diputado general de Araba, Xabier Agirre. Pero éste no es un negocio en el que Patxi López tenga mucho que ganar. Las diputaciones tienen un importante peso y autonomía en cuestiones económicas y de infraestructuras. El PNV las podría utilizar para endurecer su oposición, pero el cambiar una de ellas de las manos de los jeltzales a las del PP no es garantía de nada para el PSE porque, por ejemplo, en materia de impuestos (e incluso en la organización «foralista» de la comunidad) Antonio Basagoiti está más cerca de Iñigo Urkullu que de López.

En esta coyuntura y concedida ya al PP la presidencia del Parlamento de Gasteiz, el PSE se dispone a aparcar la cuestión de la Diputación de Araba para emplearla como herramienta con la que intentar moderar la oposición del PNV.

El pasado viernes, el mismo día que se constituía la Cámara autonómica, el presidente del PP en Araba, Alfonso Alonso, señalaba sobre la presentación de una moción de censura que «los buenos estudiantes no dejan las cosas para setiembre. Por lo tanto, es razonable que nos vayamos de vacaciones en agosto con este asunto resuelto».

Al día siguiente, Patxi López definía nítidamente su posición. Cuando le preguntaban la primera vez sobre la cuestión respondía que con el PP habían acordado las condiciones para garantizar el cambio y la estabilidad del Gobierno autonómico, «no otra cosa que en todo caso necesitaría otras conversaciones, otra agenda y otros contenidos que no se han producido de ninguna manera».

Y cuando le insistieron con las declaraciones de Alfonso Alonso ofreció su clave: «Eso lo dijo Alfonso Alonso ¿no? Lo que estamos es ante una magnífica oportunidad del PNV para demostrar qué es lo que quiere hacer en el futuro en este país. Y lo puede demostrar desde su actuación también en las diputaciones, si quiere jugar a colaborar y a entenderse o quiere jugar a la contra. Bueno... ellos verán».

Y luego, en una tercera pregunta, zanjó la cuestión desmintiendo lo dicho por Basagoiti sobre que habían hablado personalmente de la cuestión.

El PSE mantiene la esperanza de que el PNV, en unos meses, cuando se le pase el enfado inicial de ver que ganó las elecciones y pierde el gobierno, pueda entrar en una fase de cierta colaboración con el Ejecutivo de López «en cuestiones esenciales» como las crisis y en esa materia es muy necesaria la coordinación entre el Gobierno y las diputaciones.

Espada de Damocles

La intención de Patxi López de manejar el futuro de la Diputación de Araba como «una magnífica oportunidad» para el PNV hace que, en realidad, pretenda convertirlo en una espada de Damocles sobre la cabeza del EBB. Si creo que te portas bien te la dejo, si creo que te portas mal te la quito.

La posibilidad de que el PSE diera este uso a la Diputación de Araba ya fue prevista hace días por el presidente del ABB, Iñaki Gerenabarrena, quien vaticinó abiertamente un «chantaje».

Los órganos en los que confluyen Gobierno y diputaciones, como el Consejo Vasco de Finanzas, son paritarios. Hay tres miembros del Ejecutivo autonómico y uno de cada diputación. Es decir, cuando Patxi López sea investido lehendakari habrá tres representantes del PSE y los otros tres serán del PNV.

Desde este punto de vista, podría pensarse que al PSE le interesaría dejar en dos al PNV y que el otro fuera del PP. Sin embargo, en materia de impuestos e incluso en la propia concepción «foral» de la Comunidad que emana de la Ley de Territorios Históricos, el PP está más cerca del PNV que del PSE, por lo que López podría encontrarse con los mismos problemas pero, además, con la oposición de dos partidos en lugar de uno. Por ello, parece que el PSE prefiere darle otra utilidad más instrumental al futuro incierto de la Diputación de Araba.

 
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