La fusión a la que se vieron obligados los organizadores de la Euskal Herriko Itzulia y de la Euskal Bizikleta para que superviviera la primera de ellas -de hecho, a pesar de la fuerte aportación de las instituciones, la prueba ha tenido serios problemas para disputarse-, ha traído como consecuencia positiva la aparición de la subida a Arrate por vez primera en su época reciente. La doble ascensión a Ixua en la parte final de la etapa -acompañada de las subidas a Karabieta y San Miguel en los últimos 45 kilómetros- está llamada a marcar diferencias importantes entre los favoritos y a decidir quiénes serán los hombres que se disputarán la victoria el sábado en la crono de Zalla. Ixua es corto, pero explosivo, presenta en sus cuatro kilómetros un 9,8% de pendiente media y en los tres últimos ronda el 11%. Desde la primera ascensión a meta quedarán 35 kilómetros y lo más probable es que algunos equipos, sobre todo Astana, intenten endurecer la carrera desde ese momento. Cuando se acaba la bajada empieza la subida de San Miguel, cinco kilómetros al 5,6%, y desde el descenso de este puerto apenas hay llano para afrontar la segunda subida a Ixua. La incógnita radica en saber dónde se moverán los favoritos.