GARA > Idatzia > Iritzia > De reojo

Raimundo Fitero

Capirote

Siempre me ha encantado ese epíteto rotundo que se dice con displicencia aseverativo: parece un tonto de capirote. En estos días viene que ni pintado este concepto, y no solamente por la cantidad de capirotes que se empeñan las televisiones públicas en mostrarnos en una cruzada digital para convencernos de que unos signos pertenecientes a una secta los quieren convertir por real decreto en cultura, sino también por uno de los más excelsos representantes de la política europea actual, Silvio Berlusconi, que ha dicho una frase de tonto de capirote o de cínico monumental. O simplemente que no ha podido contener a ese fascistón populista que esconde debajo de su pelo sintético. Eso de decir a modo de gran grotesco de pista de cabaré trasnochado a los afectados por un terremoto demoledor que se tomen su situación como si estuvieran un fin de semana de camping provoca vergüenza ajena, pero asusta que un personaje de esta calaña consiga mayorías absolutas en un país tan rico, tan historiado, tan culto y tan mediterráneo como Italia. Algo falla. O los italianos votan en plan masoquista o es que descreen tanto de los políticos que prefieren colocar al más corrupto, al más salvajemente implicado en todas la sospechas por si acaso es la manera de que estalle de una vez por todas el Estado italiano.

De los otros capirotes, de los otros cantares, de las procesiones, sus ritos y sus imaginerías nos dieron una mirada más especial en ese programa que entrega a entrega va ganando coherencia, «Comando actualidad» CA, en la primera estatal, que ha hecho del reporterismo un género más abierto, menos demagógico, más cercano a asuntos de uso común y que en ocasiones nos descubre la otra parte de las cosas, como es el caso de algunas procesiones. En este caso vimos las de Málaga y Zamora, con capirotes o con cobertura frailuna y pudimos comprobar que existen diferencias abismales entre ese sur aflamencado, en la procesión mostrada, muy gitano, y un norte mucho más eco, más conspicuo, casi fantasmal, agresivo en su formas y en sus silencios, mientras que el bullicio sureño nos coloca ante un espectáculo menos tétrico. O así nos da la gana entenderlo.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo