Las raíces de PAM (Puto Amoak Matematiketan) se hunden en el Ermua más dinámico y bullicioso de los ochenta y primeros noventa, con los Julio Kageta como banda referencial y una Gazte Asanblada muy activa. En aquellos Kageta («Batzutan», «Ametsetan», «Hitz ederrena», «Mea kulpa»...) se encuentran Juanmi Bravo (batería) e Iker Saenz de Zaitegi (guitarra), pareja que crearía Dantzut, tras la disolución de los Julio Kageta, y PAM, tras la caída de Dantzut; dos músicos muy inquietos que, sin desenfrenos ni tracas, van escribiendo una edificante historia. PAM se completa con el bajo de Markos Gimeno, también músico de largo recorrido que ha pasado por experiencias como Saztada, The Pepes, la ultima etapa de Julio Kageta y Dantzut, y la guitarra y voz de Carlos Balseiro, el más bullicioso de todos. Su carrera la comienza a mediados de los ochenta en Valium 10, participa exporádicamente en Napalm y crea Hugh!!! hacia finales de década, propuesta que le convierte en un pionero de los pregrabados artesanos y las performances. De paso, también ejerce de mánager de Banco de Esperma, primero, y Julio Kageta, después. Tiempo después se integra en Zaizulo y crea Kubanakhan, proyecto de rock electrónico que deja un único disco, «Tierra plana».

Disueltos Dantzut, con una voz femenina al frente, Esther, y con Carlos como mánager, se crea PAM, con Juanmi, Iker, Markos y el propio Carlos, quien asimismo se dedica a labores técnicas tanto de sonorización como de grabación.

Con la llegada de «Heldu... inoiz ez» (grabado bajo licencia Creative Commons) PAM atraviesa la frontera de los diez años. Decenio que inicia en el local de ensayo de Ermua, para continúarlo en Mallabia y terminar en los locales de Legarre en Eibar; no obstante, Iker (que compagina guitarra con Kokein) y Juanmi residen en Ermua, de donde se considera la banda. Markos nace en Ermua, pero ahora vive en Eibar y Carlos ha vivido casi toda su vida en Elgoibar, pero también en Ermua y Eibar, donde tiene el domicilio actualmente. Larga historia de viajes, nombres, discos, cruce de calles y esperanza: «La ilusión es algo efímero que viene y va. De ella bebemos, nos alimentamos, crecemos. También con ella jugamos, nos emocionamos, cansamos... Con todo, está claro que sin la devoción milenaria de Carlos por el mundo de lo técnico, el grupo no hubiera podido navegar tan a gusto por los caminos de la autoproducción y suficiencia estos últimos dos lustros», señala Iker, quien apunta que en «Heldu... inoiz ez» han exprimido los recursos técnicos al límite, «sí, y eso también aporta motivación y satisfacción al mismo tiempo».

Se llaman PAM, son parte vital de la larga y dinámica historia del rock local, por lo que quizá sea momento de acordarse de ellos para los grandes festivales.