No es esta una semana propicia para los grandes eventos ni para las visitas puntuales de artistas notables; sin embargo, un promotor se ha animado a retar al domingo de Aberri Eguna con la contratación de Carvin Jones, de paso, uno de los guitarristas más espectaculares de la actual escena.

Carvin Jones nace en junio de 1966 en Lufkin, Texas. Su abuela le compra su primera guitarra porque siempre andaba pidiendo prestado el instrumentos a alguno de sus amigos, para hacerse el remolón a la hora de devolverla, comportamiento que no le gustaba a ésta, así que un buen día lo coge del brazo, se lo lleva a la ciudad y le premia, a sus once años, con una guitarra: «Nunca olvidaré ese día. Además yo vivía en una parte de la ciudad realmente violenta, donde se cometían asesinatos, peleas por asuntos de drogas y tiroteos frecuentes. La guitarra me mantenía alejado de todos esos problemas, ya que estaba siempre en casa tocándola», recuerda Carvin.

Entre sus influencias más significativas y claras se encuentran las guitarras de Jimi Hendrix, Stevie Ray Vaughan o Eric Clapton. Precisamente este último comentó hace años que Carvin era un joven a tener en cuenta. De otra parte, el batería Buddy Miles (colaborador de Jimi Hendrix) también señaló que Jones era el «nuevo rey de las seis cuerdas». Al respecto Carvin apunta que estos piropos le parecieron «el mayor de los cumplidos posibles, algo maravilloso».

Después del instituto y de haber realizado un buen número de pequeñas actuaciones por el estado de Texas, Carvin decide cambiar de aires y se traslada en 1989 a la casa de unos tíos en Phoenix, Arizona. «Mis tíos me acogieron sin problemas y a ellos les debo mi éxito. Si no hubiese sido por ellos, Carvin Jones no existiría».

Recuerda el tejano que un día de Epifanía estaba trabajando de albañil con cuarenta grados de temperatura, «en ese momento me dije que esto no podía ser». Y decidió apostar por la guitarra con todas las consecuencias. Y aquí está, presentado «Carvinator» y con miles y miles de actuaciones bajo sus dedos. Es el tiempo de escuchar «The carvinator», «I only have one gear» o «Midnight seduction», donde sus dedos vuelan por el bluesero mástil.