El Himalaya descubre sus secretos en la cripta de Biarritz
Para conmemorar el 10º aniversario del Museo Asiática de Biarritz se ha organizado una exposición centrada en las obras artísticas de los diferentes pueblos y países del Himalaya. Este viaje por el «techo del mundo» muestra esculturas, pinturas y objetos de las diferentes culturas que habitan en la cordillera en la Cripta Santa Eugenia, hasta el 28 de junio.Idoia ERASO | BIARRITZ
El Museo Asiática de Biarritz ha dejado los muros de su sede oficial y se ha trasladado a la Cripta de Santa Eugenia. Las paredes del santuario ofrecen una magia especial a las obras venidas directamente del Himalaya, que en su mayor parte tratan también un tema religioso, aunque no cristiano.
En la cripta centenaria se exhiben esculturas, pinturas y objetos ceremoniales y ornamentales. Tal y como declaró la arqueóloga y esposa del dueño de la colección Xintian Zhu: «Hay siglos y siglos de arte oriental ante vuestros ojos».
La muestra permite resaltar los aspectos más inéditos y las obras más sorprendentes de la colección de Michel Postel. Se pueden encontrar tanto esculturas representando a los diferentes dioses de budismo como del hinduismo, así como una corona de plata de una novia, una daga ritual, trompetas o un bastón chamánico de una tribu que vivía en la era paleolítica a principios del siglo XX.
«Viaje por el Himalaya»
La exposición presenta un verdadero «Viaje por el Himalaya». Nada más entrar, Michel Postel, a través de una introducción escrita, aconseja a los visitantes a que «las obras queden a la derecha por respeto a su santidad», como es costumbre en Tíbet y en Nepal.
Se adentra entonces en un mundo lleno de riqueza artística, cultural y etnográfica, en donde se encuentran obras relacionadas con las religiones hindú, budista y chamánica.
La región de Ghandhara es el primer escalón entre Oriente y Occidente que desarrolla entre los siglos I y V un arte que muestra una visión serena y meditativa. Luego se visita el valle de Cachemira, un lugar de paso en el que también se creó un arte muy floreciente en la misma época. Las esculturas cachemiras representan tanto divinidades como diferentes tipos de ornamentos de plata.
El Himalachal Pradesh es una región enclavada entre grandes montañas por lo que no ha recibido las grandes invasiones que han conocido sus vecinos. Se distinguen claramente el estilo clásico y el rústico. Una de las grandes particularidades regionales son las ceremonias anuales, en las que se transportan las divinidades con máscaras.
La poco conocida zona de Almara muestra una representación clásica en la que ni la piedra ni el bronce han dejado sus huellas. También se puede disfrutar del más conocido arte de Nepal, en el que se puede ver el gran trabajo hecho por los artesanos en la creación de trompetas, delantales de bailarines chamánicos o una corona creada para el oráculo.
En el arte de Tíbet se puede ver la clara influencia de los vecinos países de Nepal y de Cachemira. Las obras creadas por los monjes muestran un gran trabajo lleno de pequeños detalles. Ornamentos, incensarios de hasta medio metro, rosarios o esculturas de dioses y de grandes monjes forman la colección.
La tribu de Naga, desconocida hasta finales del siglo XIX, presenta un tipo de arte mucho más tribal con una clara influencia de su religión animista. El llamativo sombrero del jefe de la tribu o el collar de zarpas son algunas de sus curiosidades.
Además del viaje geográfico también se pueden conocer las particularidades de los «Rumal», pequeñas piezas de algodón con bordados de la mitología hindú, de los «Thangka», o pintura sobre tela, en las que se muestran tanto mandalas como escenas religiosas o retratos. Las máscaras son algunos de los objetos más vistosos, que representan tanto demonios como dioses.
Se pueden encontrar tanto esculturas de dioses budistas e hinduistas como una corona de una novia, una daga ritual, trompetas o un bastón chamánico de la tribu Naga que vivía en el paleolítico a principios del siglo XX.