SEGUNDA Los azulgranas quedan a siete puntos de la permanencia y los blanquiazules, a seis del ascenso
Un punto insuficiente para todos tras un tenso derbi
Aranburu marcó pronto, pero el Eibar fue superior en el segundo tiempo y Alaña empató en uno de los tres penaltis que pudo pitar Teixeira Vitienes. A partir de ahí, con diez, la Real tuvo ocasiones para ganar.
EIBAR 1
REAL SOCIEDAD 1
Joseba ITURRIA | EIBAR
El derbi guipuzcoano de Segunda finalizó con el empate que nadie quería de antemano y que impide a Eibar y Real recortar de manera importante distancias sobre sus predecesores. Los dos necesitaban la victoria y eso se tradujo en un partido de alta tensión en el que cada equipo sólo hizo lo que debía cuando no tenía la opción de elegir.
La Real salió decidida a buscar el triunfo desde el primer minuto y cuando encontró el gol de Aranburu en su primera llegada al área empezó a intentar manejar el partido y en el segundo tiempo se metió demasiado atrás, sin jugar el balón y eso permitió al Eibar mandar en el juego y llegar constantemente al área hasta el punto de provocar ocho saques de esquina antes de que su rival lanzara el primero y tres posibles penaltis.
Transformó el único que se pitó y, a partir de ahí, no supo aprovechar la superioridad numérica y el efecto positivo que debía provocar su gol y permitió a la Real disponer, con uno menos, de cuatro opciones claras, sobre todo la última en la que Abreu se equivocó al buscar la vaselina cuando tenía todo a su favor para marcar.
Por ello, el partido acabó con un empate que obliga a los dos guipuzcoanos a vencer en los duelos directos de la próxima jornada a Las Palmas y Tenerife para poder meterse en la pelea. Y para ello deberán saber manejarse mejor en situaciones críticas en las que no se puede fallar. Y para no fallar hay que controlar mejor los nervios de lo que lo hicieron ayer.
Porque el Eibar se había conjurado para ganar el derbi como única opción de iniciar la remontada y salió al campo muy nervioso. La Real entró en el juego mejor, con mucha intensidad y encontró el premio enseguida en una jugada en la que Markel, Moha y Xabi Prieto combinaron para que el centro del donostiarra lo dejara Abreu para que Aranburu volviera a encontrar premio a su decisión de pisar área, que es donde más partido puede sacar a una intuición especial que le permite colocarse allí donde va a caer el balón.
Luego la Real no supo manejarse. Lillo había apostado por un sistema con tres medios centros y una línea de tres por detrás de Abreu en la que Prieto se movía por el centro. Sin jugar excesivamente bien, los blanquiazules hicieron valer esa superioridad de jugadores en el centro del campo para controlar el balón y el partido ante un Eibar que acusó el golpe del gol.
Pero ese afán de la Real de contemporizar y de controlar el partido le hizo olvidarse de buscar la portería rival con más decisión. El Eibar es un equipo que tiene problemas a la hora de crear ocasiones y marcar goles y, en la medida en que no inquietaba, los blanquiazules empezaron a retrasarse y a sentirse cómodos en una situación en la que no se puede tener esa sensación. Porque cuando uno está en su área con 0-1 permite que en cualquier jugada aislada o error se elimine esa ventaja.
Segundo tiempo del Eibar
Eso quedó en evidencia en la segunda mitad, cuando el Eibar apretó mucho a base de saques de esquina y balones al área desde las dos bandas. Curiosamente le favoreció quedarse sin delanteros. La entrada de Markel Robles y Codina dio un nueve aire al partido y ellos dos provocaron el penalti de Mikel González, que no hacía más que castigar la cantidad de tiempo en la que la Real estuvo en su área en el partido de ayer.
Y esta vez los blanquiazules no se pueden quejar del arbitraje porque el penalti fue claro y pudieron señalarse otros dos. Y eso es lo que no puede hacer la Real, porque el Eibar no fue capaz de crear en todo el partido una ocasión clara de peligro y le bastó con meter a su rival en el área a la espera de ese penalti.
Tras el empate, el resultado ya no le valía a ninguno, menos a Bravo, que perdía el tiempo de manera incomprensible. Los otros nueve jugadores de la Real entendieron que en inferioridad debían buscar la victoria y pudieron encontrarla en una falta de Xabi Prieto, en un remate de Abreu con la derecha, en uno de Necati que estaba anulado por fuera de juego y, especialmente, en la última acción en la que el delantero uruguayo eligió la peor opción en una oportunidad tan clara como la del penalti que falló ante el Nàstic.
Josu Uribe se lamentaba después del partido de lo mal que manejó el Eibar esos diez últimos minutos en los que entendía que el afán por ganar le pudo hacer perder. Pero fue la Real la que provocó eso con su mayor calidad. Sólo quiso buscar la portería rival con decisión durante veinte minutos en todo el partido y fue capaz de crear cinco ocasiones claras y debe preguntarse por qué no buscó el segundo gol antes del empate.
Y el Eibar deberá pensar que si quiere mantenerse debe ser más seguro en tareas defensivas. Porque si le cuesta horrores marcar un gol, no puede permitir que el rival los consiga con tanta facilidad. Y los dos equipos guipuzcoanos deberán sacar sus conclusiones rápido porque el próximo fin de semana se juegan buena parte de sus opciones en otra jornada en la que sólo vale ganar. Y deberán jugar mejor con esa necesidad.
El presidente de la Real, Jokin Aperribay, no pudo estar en Ipurua por un problema en el vuelo previsto para llegar desde Estados Unidos, donde estaba por motivos laborales. Su vicepresidente, Mikel Ubarretxena, estuvo junto con el presidente del Eibar, Alex Aranzabal, en el palco.
El jugador del Eibar ha conocido esta semana que sufre una rotura del menisco de su rodilla izquierda que le obligará a pasar por el quirófano el jueves y le mantendrá de baja durante un período no inferior al mes, con lo que sigue la mala racha azulgrana con las lesiones.
En su torneo juvenil, la Real busca una plaza en la final con el Barcelona a las cinco en Oiartzun tras ganar 3-1 al Sevilla y 4-0 al Athletic. El Barcelona lleva dos empates, pero si gana hoy jugaría la final con el Atlético, que ha ganado los dos partidos, u Osasuna, que lleva dos empates.
Juanma Lillo sintetizó la sensación que tenían todos en Ipurua: «Parece que nos hemos hecho el harakiri los dos porque el empate no nos lleva a ninguna parte. Nuestro inicio fue muy bueno a través de asociaciones por el centro, donde teníamos superioridad. Ha sido marcar el gol y dejar de hacerlo y el partido, sin pasar ningún apuro, ha entrado en un poco de nada, con mucha disputa y combate como los partidos de aquí. Tras el 0-1, no tuvimos el balón y el Eibar se ha alimentado de las situaciones que obtenía y del resultado que le permitía estar vivo. El segundo tiempo, ni fu ni fa, tenemos dos situaciones de Marcos en las que si haces el 0-2 se acaba todo, pero poquito a poco el partido ha entrado en una dinámica mala en la que empatan y, a partir de ahí, hemos ido a por todo y hemos tenido tres ocasiones muy claras que podían terminar el partido».
El técnico local, Josu Uribe, comentaba que «estoy orgulloso del equipo, que ha trabajado muchísimo. Pero la primera vez que meten el balón en el área ha sido gol y a partir de ahí en la segunda parte hicimos más méritos para ganar. Ha habido más acciones punibles en el área, una clarísima y otra que me gustaría verla. El esfuerzo ha sido maravilloso, hemos tenido llegada, pero al final la Real, en dos contras muy buenas, daba la sensación de que podía haber ganado. Habría sido injusto. Hay que seguir peleando. Éste es el camino, el problema es que vamos muy apretados de tiempo y de puntos. En casa hemos hecho tres partidos para sacar más puntos. Porque tras una segunda parte para ganar casi perdemos. Lo mismo que contra el Salamanca, la ansiedad por ganar casi nos hace perder. Nos volvimos locos en los últimos cinco minutos».
GARA