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Alberto Muñoz, Gotzon Garmendia y Julia Monge (*) Lau Haizetara Gogoan

Salud y república, gora Euskal Herria, viva la libertad

Acabemos con la impunidad de los verdugos genocidas, pongamos fin al silencio cómplice de quien lo sigue permitiendo. Verdad, justicia y reparación, incluidas las garantías de no repetición

El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República. Por primera y única vez en la historia del Estado español, un sistema político surge exclusivamente como resultado de la voluntad popular. La Segunda República no fue hija de una guerra, ni del pronunciamiento del general de turno, ni en sus inicios fue acunada por el ruido de sables, como sí lo fue, no lo olvidemos, la actual Monarquía española

La República sucedió a la Restauración, un largo simulacro de democracia, con su caciquismo rural, con su Ley de Fugas, con sus matanzas y campos de concentración en las últimas colonias de ultramar. Un sistema que obligó a los hijos de la clase obrera a morir y matar en Marruecos y que instauró una dictadura militar de siete años, auspiciado por el rey Borbón Alfonso XIII y dirigido por el militar, y dictador, Primo de Rivera. La República del 14 de abril de 1931 representó, por lo tanto, el triunfo de la democracia sobre la tiranía. Quienes hoy reclamamos la memoria de la República del 14 de abril de 1931 sabemos que no fue perfecta, pero también sabemos que durante la Segunda República se dieron pasos para resolver problemas seculares como el analfabetismo de gran parte de la población; que se construyeron escuelas y se crearon las misiones pedagógicas para acercar la cultura a las zonas rurales. Durante la Segunda República se produjeron grandes avances hacia la igualdad entre hombres y mujeres, haciendo verdaderamente universal el derecho al voto, se aprobaron leyes que permitían el matrimonio civil y el divorcio, que daban iguales derechos a hijos e hijas nacidas dentro y fuera del matrimonio. Se dieron pasos hacia el reconocimiento de los derechos nacionales de Euskal Herria y Catalunya. Se trató de limitar el excesivo poder de la Iglesia y el Ejército, se implantó una nueva legislación laboral, se intentaron reducir las inmensas desigualdades que existían en las regiones rurales... La República fue un tiempo de esperanza en el que millones de hombres y mujeres fueron, por fin, parte activa de una ciudadanía que pudo movilizarse y participar en la vida pública. Fue esta capacidad de organización de la clase trabajadora la que hizo fracasar durante los primeros meses el golpe militar del 18 de julio. Para vencer esta resistencia popular, el franquismo tuvo que cubrir de sangre los pueblos y las cunetas; de presos las cárceles y los campos de concentración. El franquismo y el terrorismo de estado impusieron un brutal genocidio contra los pueblos y las naciones que deseaban la libertad; contra los proyectos políticos democráticos y revolucionarios que habían empezado a florecer durante la República.

Comisión de la Verdad de Euskal Herria. La memoria es el patrimonio de los pueblos oprimidos, de la clase obrera manual e intelectual, de las ciudades y del campo, para evitar el engaño e ir abriendo caminos de libertad. La propuesta de la Plataforma Lau Haizetara Gogoan para la constitución de una comisión de la verdad en Euskal Herria quiere establecer un nuevo hito en la superación de la actual situación de silencio y olvido, sobre el genocidio cometido con nuestro pueblo. Tiene como fin superar el silencio y el olvido que se sigue alimentando en Euskal Herria y en el Estado español que, tras 33 años de la muerte del dictador, seguimos sufriendo por la inexistencia de un censo oficial de personas fusiladas, desaparecidas, muertas en el frente, fallecidas por el hambre; desplazadas y exiliadas, represaliadas... ¿Cuál es la razón de esta lacerante situación? Queremos decir que vamos a continuar con la labor emprendida. Que seguiremos recordando la verdad para hacer justicia y hacer realidad la reparación. El olvido, para quien tenga algo que ocultar; el silencio, para quienes en su día callaron, cuando era su obligación hablar. Que cada cual saque sus conclusiones.

Acabemos con la impunidad de los verdugos genocidas, pongamos fin al silencio cómplice de quien lo sigue permitiendo. Verdad, justicia y reparación, incluidas las garantías de no repetición. Lo exigimos, y lo hacemos público a los cuatro vientos, para que lo sepan todos los verdugos genocidas y sus cómplices; para que las naciones oprimidas del mundo entero sepan de nuestra voluntad y se sumen a nuestro grito de libertad; y lo hacemos cuando Euskal Herria y los pueblos hermanos del Estado español acabamos de celebrar el día de la República; el triunfo de los pueblos y las naciones sobre el genocidio; el triunfo de la voluntad de lucha de trabajadores y trabajadoras, por sus derechos y su libertad. ¡Salud y república! Gora Euskal Herria! ¡Viva la libertad!

(*) Junto a Alberto Muñoz, Gotzon Garmendia y Julia Monge firman este artículo Manuel Sainz Sañudo y Marcelo Álvarez Suárez

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