Crónica | Levantan restricciones a viajar a Cuba
Los cubanos afrontan con ilusión las medidas de Obama
El levantamiento por parte de la Casa Blanca de las restricciones de viajar y enviar ayuda a Cuba, se ha convertido en el principal tema de conversación entre los dos millones de cubanos residentes en EEUU.
Jordi CARRERAS Unión City
Maribel Pozo hace 25 años que regenta un establecimiento dedicado al envío de remesas y a los viajes a Cuba en Union City, una población de Nueva Jersey aledaña a Nueva York, que es el epicentro de la comunidad cubana en la costa este. El lunes, cuando se supo el cambio de rumbo de la Casa Blanca, Pozo recibió un alud de llamadas de cubanos interesados en saber a partir de cuándo serán vigentes.
«Es un paso muy importante, que beneficiará sobre todo al pueblo cubano. Todos tenemos familiares allí y ya era hora de que hubiera algún cambio. En 50 años no se ha resuelto nada».
También en Peerless Travel, otro establecimiento de Union City centrado en el mismo negocio, se recibieron numerosas llamadas. «Aunque el régimen se quede con un 20% de lo que se envíe, cosa que no me gusta nada, el 80% llega a los familiares y en adelante no habrá la limitación de 300 dólares cada tres meses», explica Olga Machado, la propietaria desde hace 41 años. «Creo que todos estos son pasos políticos y en eso no quiero entrar», dice del porqué de la medida. En lo que tanto Pozo como Machado se muestran convencidas es que este paso supondrá un aumento de trabajo en sus negocios.
El restaurante La Cachita es otro establecimiento con sabor cubano. Allí, Guillermo Abello, un cubano que salió de la isla antes de la Revolución, afirma, con una gorra de Obama en la cabeza, que «es el presidente más inteligente que ha tenido EEUU. Lo prometió en su momento y ahora lo cumple. Todo lo que ayuda a un pueblo también ayuda a su gobierno. Y aunque el de Cuba tiene algunas cosas malas, también tiene otras muchas buenas y eso hay que verlo». Armando, otro cubano que toma café con Abello, se levanta decidido de la mesa. «Yo no quiero hablar de Cuba, que me pongo malo y diría cosas muy feas». Armando forma parte de los cubanos exiliados que no aprueban esta medida.
Juan Pozo vivió unos ocho años en Miami y explica que allí «hay quien quiere venganza y eso no es. Algunos querrían volver donde vivían y botar a los que vivan ahora y ya no puede ser. Aquí no todos pensamos igual». Abello se muestra convencido de que este paso es el primero para acabar con el bloqueo. «En EEUU critican que el régimen cubano no respeta los derechos humanos. ¿Y prohibir ver a los familiares como hizo Bush, no es una falta de respeto a los derechos humanos?».
Incluso Omar López, de la Fundación Nacional Cubano Americana en Miami, coincide con Abello en calificar de vergonzosa esta imposición de Bush. López entiende que la medida adoptada por Obama, a parte de repercutir directamente en la calidad de vida de los cubanos, va a permitir que los opositores reciban ayuda y visitas del exterior. «Abre nuevos horizontes. Va a cambiar la relación de poder del pueblo cubano con su Gobierno. La posibilidad de comunicación con el exterior será muy buena, tanto para los que están dentro como para los que estamos fuera».
Arturo López-Levy, del Grupo de Estudios Cubanos de la Universidad de Denver, destaca la diferencia de miras de la actual Administración con respecto a la anterior. «Obama concibe la sociedad civil cubana en un sentido amplio y abandona los esquemas estrechos de Bush, que sólo se dirigía a los disidentes. Esto lo van valorar bien la sociedad y el régimen cubano, que ve cómo se marcan distancias con las políticas obsesivas y enfermizas de los últimos años».
Cree que la medida, no por esperada, es menos importante, por el efecto que tendrá, y califica de «muy oportuno» darla a conocer antes de la cumbre de las Américas, ya que «relaja el clima previo». Considera que en cierta manera, Obama se vuelve a la época de Clinton, antes del endurecimiento propiciado por Bush, «lo que no quiere decir que no se mantenga una solidaridad con los represaliados».
Maribel Pozo también piensa que el paso relaja el bloqueo, un poco al estilo de las administraciones Clinton. «Además de vergonzoso e inhumano por el sufrimiento que genera en el pueblo cubano, se ha revelado completamente inútil. Es hora de actuar con inteligencia», remata Abello.