Esta comedia propone darle la vuelta a la relación habitual entre profesor y alumno, planteando la posibilidad de que en un mundo como el actual, en el que los cambios se producen de manera tan vertiginosa, son los jóvenes los que pueden dar lecciones a los adultos. Un hombre cansado de su rutinario y prescindible trabajo en un banco ha de hacer frente a un programa educacional que le adjudica una tutoría, lo que le obliga a convertirse en mentor de un estudiante. Sin embargo, el joven le ve tan abatido que intenta ayudarle a resolver sus problemas, empezando por la crisis matrimonial a resultas de una infidelidad. Lo que su teórico discípulo le ofrece es provocar los celos de su esposa, para lo que le presenta a una muy atractiva amiga suya encarnada por Jessica Alba. Lo que salva a «Mi vida es una ruina» de los convencionalismos genéricos de Hollywood es su carácter independiente, al haber sido realizada por la pareja debutante Melisa Wallack-Bernie Goldman, con guión de la primera. Presentada en el Festival de Toronto, sirvió para demostrar que Aaron Eckhart le va cogiendo el gusto a la comedia, a raíz de su caricaturesca intervención en «Gracias por fumar». Para darle réplica en las situaciones más disparatadamente contradictorias cuenta con el ascendente Logan Lerman, visto en el remake del western «El tren de las 3:10», donde hacía de hijo del personaje de Christian Bale.