Fueron cerca de dos millares las personas que ayer por la tarde unieron Iruñea con Barañain en señal de rechazo a la política de dispersión contra los presos políticos vascos y en recuerdo a Sara Fernández y Karmele Solaguren, vecinas de estas dos localidades que fallecieron en sendos accidentes de tráfico cuando acudían a visitar a sus familiares encarcelados.

La manifestación tuvo lugar en el marco de la marcha que Etxerat está llevando a cabo estos días por toda Euskal Herria en contra de la dispersión de los presos vascos cuando este mes de abril se cumple el 20 aniversario de su puesta en marcha de forma generalizada.

La movilización partió desde los Cines Golem de Iruñea bajo el lema «Sakabanaketaren aurka, euskal presoak euskal herrira. Dagozkien eskubideen alde» y tras recorrer los barrios de Ermitagaña y Mendebaldea, concluyó en Barañain, donde tuvo lugar el acto final. La presencia de la Policía española y la Guardia Civil fue constante a lo largo de todo el recorrido.

Una vez en el lago de Barañain, tomaron la palabra las representantes de Etxerat Susana Ubani y Nerea Moreno, quienes denunciaron «el olvido y silencio institucional» al que se han visto relegadas Sara Fernández y Karmele Solaguren y destacaron que es el movimiento popular quien «mantiene vivo su recuerdo» año tras año. Posteriormente se brindó una ofrenda floral tanto a sus familiares como a los allegados de los dos presos navarros fallecidos en prisión, Pello Mariñelarena y Joxe Angel Altzuguren.

Venganza y chantaje

Moreno explicó que, desde sus comienzos, el objetivo final de la política penitenciaria de dispersión ha sido el buscar «el castigo, la venganza y el chantaje» contra los presos políticos vascos y sus allegados. «Querían romper el Colectivo de Presos, pero conscientes de su fortaleza, decidieron castigar a nuestros familiares y a nosotros mismos», denunció.

En ese sentido, la portavoz de Etxerat advirtió de que los familiares seguirán exigiendo el trasladado de los prisioneros a cárceles de Euskal Herria.