El Tau Baskonia sigue firme en busca del primer puesto de la ACB que le dé la ventaja de cancha en los play-offs por el título. Los de Ivanovic lograron una nueva victoria en casa y endosaron una derrota a un Neven Spahija que volvía a Zurbano al frente del Pamesa. Pero el triunfo, apurado, deja sensaciones dispares de cara al futuro.

Que un Baskonia sin base suplente -Ilievski no jugó por molestias en los isquiotibiales- y con el jugador insustituible de la plantilla a medio gas -Splitter se torció el tobillo en los primeros minutos del segundo cuarto- pueda ganar al séptimo clasificado de la tabla es una buena señal. Pero, a su vez, que durante los minutos en los que Prigioni y Splitter no estuvieron en la cancha el equipo acumulara un parcial en contra de 10-27, el segundo cuarto, acrecienta la sensación de que la plantilla baskonista es demasiado corta para luchar por la ACB con garantías.

Todo ello en un partido que se puso de cara en un primer cuarto en el que Rakocevic y Mickael -16 puntos entre los dos- vieron aro con facilidad, aprovechando el pasotismo general, y sobre todo defensivo, de un Pamesa al que le costó entrar en el partido. Pero el plácido 26-12 con el que acabó el primer cuarto, se convirtió en pesadilla desde el momento en el que Splitter pisó a Mickael y se torció el tobillo.

Aunque tampoco conviene ser catastrofista, el Baskonia debería sacar conclusiones de lo que sucedió en el segundo cuarto. Con Prigioni en el banco, Racocevic y Vidal no supieron organizar al equipo, mientras que McDonald y Teletovic demostraron estar a años luz de lo que fueron a principios de temporada. Perovic no encontró oposición en la pintura -11 puntos en el segundo cuarto- y el 36-39 al descanso era preocupante.

Afortunadamente, Splitter pudo volver a la pista y Prigioni, junto a Mickael, comenzó a anotar. Entre técnicas, tiros libres y las faltas que sacaba Nielsen, el partido trancurrió igualado en el tercer periodo. Pero como suele ocurrir a menudo, la mayor presión defensiva del Tau en el último cuarto acabó sentenciando el choque y el público pudo terminar el partido relativamente tranquilo, pero con sensaciones dispares.