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Estitxu Martínez de Guevara En nombre del Colectivo Gasteizkoak

Sindicatos e Industria militar: el bochornoso caso de Hegal

Hemos querido publicar estas líneas después de que hubiera un dictamen sobre el ERE presentado. Ahora exigimos públicamente explicaciones y rectificaciones ¿Se está dispuesto a luchar contra el modelo económico y social y movilizarse contra las crisis por él generadas y no se está dispuesto a poner en cuestión nuestra implicación en el desarrollo de la maquinaria militar que lo sustenta?

Desde hace años en Gasteizkoak nos hemos propuesto, como una de nuestras principales tareas, denunciar públicamente a los «mercaderes de la muerte» made in Euskadi, esto es, a las empresas, inversores, instituciones, entidades financieras, etc. que favorecen y/o se benefician de la producción militar vasca. Con una absoluta falta de escrúpulos, este entramado -un ejemplo de lo que se conoce como «complejo militar industrial»- hace negocio gracias a las guerras y conflictos armados.

En nuestros análisis siempre hemos establecido diferentes grados de implicación entre las partes involucradas en el «mercadeo de la muerte». Entre ellas, las organizaciones sindicales con representación en las empresas con producción militar no han sido, ni mucho menos, especial objeto de nuestras denuncias. Y cuando hemos cuestionado algunos de sus planteamientos o contradicciones, siempre ha sido desde una actitud de diálogo que posibilitara encontrar caminos para, conjuntamente, luchar por acabar con el siniestro complejo militar industrial.

Valgan estos párrafos introductorios como contexto previo en el que enmarcar las próximas líneas, esta vez sí, cen- tradas en una crítica muy concreta a las organizaciones sindicales presentes en el Comité de Empresa de Hegal (ELA, LAB, CGT, USO y UGT).

Hegal es una empresa perteneciente al Grupo Aernnova, uno de los principales productores de la industria militar vasca de especial relevancia en la aeronáutica militar (participa, entre otros muchos, en los más importantes programas europeos, como el Avión de Combate Eurofighter, el Avión Europeo de Transporte Militar A400M, o el Helicóptero de Ataque Tigre). Esta producción militar la compagina con otros programas de aeronáutica civil.

Pues bien, el pasado 25 de febrero la empresa comunicó al comité de Hegal su intención de tramitar un ERE. En respuesta a ello, días después, el comité presentó al Gobierno Vasco un Informe de Oposición al Expediente. Podría parecer lógico y normal... hasta que analizamos el contenido de este documento.

Así, nos encontramos con la sorpresa de que la base fundamental del informe es una reproducción literal del análisis que sobre el Grupo Aernnova hemos elaborado en Gasteiz- koak e incluido en el libro recientemente publicado «Mercaderes de la muerte made in Euskadi. La industria militar en Euskal Herria».

Nuestra sorpresa inicial dejó paso a la indignación más rotunda, no tanto por observar que en ningún momento se cita la fuente de los datos (lo que implícitamente habría llevado al comité a reconocer la condición de «mercader de la muerte» de Hegal), como por contemplar que nuestros análisis e informaciones sobre la implicación de Aernnova en la producción militar han sido utilizados de forma torticera y ruin por dicho comité, argumentando con ellos que la empresa sí que tiene carga de trabajo y que, por lo tanto, el ERE es injustificado, ya que la plantilla podría centrarse en la amplia producción militar que señalamos en el libro.

¿Cómo entender tal indignidad y falta de escrúpulos de estos representantes sindicales que lejos de cuestionar la producción militar de la empresa la reivindican como garantía para su continuidad? Un párrafo del libro utilizado para este informe puede ayudarnos a entenderlo: «La reivindicación de las organizaciones sindicales con respecto a la industria militar se centra en las mejoras salariales, la oposición a los despidos y el rechazo a la deslocalización de la producción de las empresas. Es decir, la misma política que preside la acción sindical actual en cualquier sector, lo que ocurre es que parecen olvidar que la defensa del sector industrial militar tiene una relación directa con la defensa de las guerras como forma de resolución de conflictos, y de las muertes indiscriminadas que conllevan (...) parece que la solidaridad sea un valor olvidado en las actuales organizaciones sindicales, que anteponen a esa solidaridad con los pueblos que padecen las guerras la continuidad de los puestos de trabajo de quienes trabajan en la industria militar -y, claro, sus votos-».

Hemos querido publicar estas líneas después de que hubiera un dictamen sobre el ERE presentado. Ahora exigimos públicamente explicaciones y rectificaciones, tanto del comité de Hegal como de las centrales sindicales en él representadas. Creemos que no todo vale en la labor sindical, ni podemos comprender la congruencia entre la defensa de la producción militar y el rechazo del militarismo y las guerras, tarea, esta última, en la que, en no pocas ocasiones, nos hemos encontrado con las organizaciones sindicales aludidas. ¿Se está dispuesto a luchar contra el modelo económico y social y movilizarse contra las crisis por él generadas y no se está dispuesto a poner en cuestión nuestra implicación en el desarrollo de la maquinaria militar que lo sustenta?

Sobre la mesa queda esta interpelación a un debate público y nuestra disposición al diálogo y al planteamiento de posibles alternativas que, a nuestro entender, haberlas haylas, pero precisan de voluntad y determinación para aplicarlas.

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