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El muro desconocido

Este año he celebrado nuestro Aberri Eguna con otro pueblo al que también se le niega el derecho a su autodeterminación: el saharaui, del que bien puede decirse que ha sobrevivido en el exilio gracias a sus mujeres. Ellas, mientras los hombres estaban en la guerra, sin recursos pero con toda la determinación y tenacidad de que son capaces -y son mucho- montaron toda una estructura social: educativa, sanitaria, de reparto de ayuda humanitaria... de un modo igualitario y con una participación de la población realmente encomiable.

Un pueblo que en 1975, tras el abandono infame y alevoso del Gobierno español, que conocía de sobra las intenciones del Reino de Marruecos, fue arrasado a sangre y fuego por éste, ocupando ilegalmente su territorio y desplazando a miles y miles de saharauis que encontraron refugio en la Hammada (infierno) argelina, en la que aún continúan a duras penas, dependiendo en gran parte de una ayuda humanitaria cada día más escasa. Sin embargo, el Sahara Occidental posee unos enormes recursos naturales -pesca, fosfatos, minerales, gas y, posiblemente, petróleo-, base del conflicto político del pueblo saharaui, debido a la ambición de Marruecos que expolia estos recursos con el apoyo de otros estados y el silencio cómplice de la comunidad internacional.

Del 6 al 12 de abril, más de 2.000 personas hemos convivido con las familias saharauis en los campamentos, participado en un Encuentro Internacional de Mujeres y Jóvenes... conocido de primera mano su situación, tanto en los campamentos de las y los refugiados como en los territorios ocupados. Hemos constatado la flagrante violación de los derechos humanos de la población saharaui que, conocida por la ONU, el Parlamento Europeo y otras instancias internacionales, ninguna plantea medidas eficaces para acabar con ella. La vulneración de derechos es especialmente grave en los territorios ocupados, donde el Ejército marroquí, en una estrategia de terror constante y sistemático, secuestra, tortura, viola a mujeres y hombres y los encarcela en condiciones infrahumanas. En la página www.nodo 50.org/mujeresconectandoluchas/ se pueden ver estas atrocidades. Ejemplo escalofriante es el video del valiente testimonio de Hayat Erguibi, una joven saharaui torturada y violada.

Hemos marchado junto con las y los saharauis denunciando el Muro que Marruecos ha construido en el Sahara Occidental, dividiendo al pueblo saharaui. Este muro, el gran desconocido por el bloqueo que ejercen los media por intereses políticos, es el más largo del mundo -alrededor de 2.500 kilómetros totalmente minados- y está controlado por más de 125.000 soldados marroquíes con todo tipo de armamento moderno y sofisticado, proporcionado en gran parte por Francia, España e Italia. En la marcha explotó una mina que hirió a un joven saharaui, reafirmando los continuos trágicos sucesos que sufre la población civil saharaui a un lado y al otro del Muro.

Y hemos vuelto. Con el compromiso más firme, si cabe, de luchar por el derecho de todos los pueblos a su autodeterminación y, también, de crear una plataforma internacional para la eliminación de ese muro de la vergüenza.

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