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La racanería derrota a los rojillos

Tras obtenerse tres victorias consecutivas y cinco partidos seguidos sin perder fuera de casa, era imposible que la escuadra navarra mantuviera esta racha victoriosa de la segunda vuelta, pero no se podía esperar que se hincaría la rodilla sin vender cara la piel.

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ALMERÍA 2

OSASUNA 1

Natxo MATXIN | IRUÑEA

«Si nos confiamos somos muy malos». El lema del afamado Pedro Mari Zabalza sigue en plena vigencia. Desde luego, los once rojillos que saltaron al irregular césped del estadio de los Juegos del Mediterráneo demostraron desconocer la sabia recomendación del histórico técnico rojillo y la idiosincrasia de un equipo que, sin esfuerzo ni tensión, deja mucho que desear.

Así les fue. Osasuna cosechó en Almería su segunda derrota desde que se le diera la vuelta al calendario liguero. Falta de ambición y exceso de confianza fueron factores determinantes para que los navarros no se trajeran nada positivo del campo andaluz. Y eso que incluso con tan pocos méritos desaprovecharon la posibilidad de traerse un punto cuando sólo faltaban siete minutos para el final.

Ni tras el gol de un Pandiani henchido de acierto -metió la única que tuvo- supieron los de Camacho «matar» el partido. Ya ante el Betis se disputó un partido de características muy similares, pero hay una considerable diferencia entre sevillanos y almerienses, y tiene un nombre propio: Álvaro Negredo.

El vallecano, él solito, se preocupó de complicarles las cosas sobremanera a los rojillos. No sólo anotó los dos goles de su equipo que les supieron como agua de mayo y le proporcionaron tres importantes puntos, sino que se llevó todas de cabeza y fue imposible de parar por un Miguel Flaño que trató de desdoblarse, pero resultó en vano ante un futbolista que supo aprovecharse de su corpulencia y saber estar en el campo.

La determinante participación del ya muy cotizado delantero y el convencimiento del resto de sus compañeros fueron suficientes para truncar la magnífica trayectoria osasunista durante la segunda vuelta. Que la calidad individual de un futbolista marque la diferencia se puede entender, pero que el oponente supere en ganas a un conjunto hasta bien recientemente casi deshauciado no es de recibo. Pensar que la salvación ya está conseguida sin haberla certificado matemáticamente es, sin duda, un suicidio y un lujo que no se puede permitir una escuadra, en cuya ascendente trayectoria ha tenido notable influencia el apoyo incondicional de sus aficionados, quienes se merecen tener un final de competición lo más sereno posible.

La plantilla no sólo debe pensar por su hinchada, sino también por ellos mismos. Tal y como está la competición, con una igualdad máxima tanto por arriba como por abajo, certificar cuanto antes la salvación evitará que tenga que jugársela en las últimas jornadas ante quienes están peleándose por hacerse con el campeonato.

Veinte minutos intensos

16-0. Esa fue la abismal diferencia de corners botados por unos y otros. Un dato significativo de las desiguales intenciones ofensivas de anfitriones y visitantes. Tanto va el cántaro a la fuente que, de uno de ellos, llegó el 1-0, momento en el que acabó por romperse un choque al que le sobraron los primeros setenta minutos.

Sólo el primer cuarto de hora tras el paso por vestuarios y el empate conseguido por el Rifle pueden rescatarse del envite plano que firmaron los navarros. En ese intervalo de tiempo consiguieron trenzar más de una salida con balón controlado y llegada con peligro al área rival, pero a partir de ahí las ideas se difuminaron.

Sacudirse el dominio almeriense fue una tarea costosa -el retroceso de posiciones acabó convirtiéndose en un atolladero en propia área- y sólo el primer golpe de Negredo despertó al letargo rojillo. Pero ni siquiera se conservó la igualada. Al más puro estilo de pasadas jornadas de infausto recuerdo y que nadie quiere que vuelvan a repetirse.

Lo mejor es que hay jornada entre semana y, por tanto, ya no hay margen sino para pensar en que el próximo rival que visitará El Sadar en poco más de 48 horas será el considerado equipo revelación. Pero habrá que cambiar de actitud para no acordarse de las advertencias del sabio Zabalza.

«No he visto salir al equipo igual que ante el Atlético»

José Antonio Camacho no escondió su disgusto por la diferente actitud que vio en los suyos con respecto a la anterior visita al Vicente Calderón. «No he visto hoy (por ayer) salir al equipo igual que ante el Atlético. Osasuna tiene que jugar con tensión y agresividad porque si no, el equipo baja», señaló de manera clara.

«Puede que mis jugadores se hayan contagiado en cierta manera de la euforia que hay alrededor por la buena marcha de esta segunda vuelta, pero ya lo llevo avisando desde hace tiempo que para disfrutar de algo hay que tener un motivo y nosotros todavía no hemos hecho absolutamente nada porque nadie se ha librado del descenso hasta que no lo digan los números», advirtió.

También se refirió a la inmejorable oportunidad para haber rascado, por lo menos, un punto, después de que Pandiani consiguiera el 1-1. «Nos ha faltado agresividad y mentalidad con ese resultado, es más, creo que el equipo debería haber especulado», se manifestó, en el sentido de que los suyos debían haber dejado finiquitado entonces el choque.

El técnico murciano no tuvo pelos en la lengua a la hora de elogiar el trabajo del rival. «Han trabajado mejor que nosotros a la hora de disputar el balón y han sido superiores en estrategia, atacando con mayor agresividad que nosotros defendiendo. El Almería se ha venido arriba cuando ha tirado seis o siete corners y han tenido la confianza de rematarlos», se refirió a los numerosos saques de esquina que botaron los anfitriones.

Y del importante papel jugado por Negredo. «Son muchos goles -indicó respecto a los 19 que ya atesora- y puntos que se consiguen gracias a ellos. Ha estado listo en segundas jugadas y tiene un remate fantástico». GARA

 

 

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