Danny Ainge era un jugador sosegado y cerebral al que no le temblaba el pulso desde los siete metros cuando ejercía de escolta en los míticos Celtics de los 80. Tras su etapa en Boston comenzó a cambiarle el carácter. En su estancia en Phoenix, incluso se le recuerda algún amago de tangana con Michael Jordan en las finales de 1993.

Retirado de las canchas, Ainge llegó a los despachos de su franquicia del alma, Boston, a la que la corrosión había atacado por completo su ser. Tomó decisiones polémicas e intentó varias reconstrucciones antes de que, a golpe de talonario, lograse lo que no había logrado por otras vías: colocar a los Celtics en la órbita de la liga.

Pero la alegría parece haberle durado un único año. Boston y el tridente multimillonario compuesto por Paul Pierce, Ray Allen y Kevin Garnett no ha rendido a la altura de lo esperado en su segunda campaña y los Cleveland Cavaliers han sumado más victorias en la Conferencia Este.

Misteriosa lesión de Garnett

Todo apunta a que Garnett estaba misteriosamente lesionado antes del comienzo de la primera eliminatoria de play offs ante Chicago Bulls. Ante ese primer contratiempo, el organismo de Ainge no soportó la presión y sufrió un leve infarto.

Y como se dice vulgarmente, al circo de Ainge, a los Celtics de Boston, le crecieron los enanos. El principal tiene nombre propio. Se llama Derrick Rose. El rookie de Chicago Bulls anotó 36 puntos en su primera aparición en un partido de play offs para que su equipo rompiese el factor cancha que los Celtics se habían ganado en la temporada regular.

103-105 fue el resultado de un partido igualado en el que Rose fue amo y señor y en el que Allen naufragó y Pierce no fue suficiente. Sólo Rajon Rondo, con 29 tantos, mantuvo a flote a su equipo. Pero la de Rondo es una historia muy larga, porque entendiendo sus actuaciones como un acto global, suma tanto como resta. Esto es, da y quita a partes iguales.

Bien es cierto que las eliminatorias a siete partidos conllevan un factor corrector que da ventaja a los fuertes. Y, en este caso, los fuertes son los Celtics. Pero con Derrick Rose igualando el mejor registro de un rookie en su debut en las eliminatorias por el título, cabe pensar que se está ante un grande del futuro.

Se supone que Ainge no verá el segundo partido de la eliminatoria por prescripción médica. Aunque no se lo perderá, seguro. Y, también seguro, necesitará que Allen y Pierce brillen a mejor altura, no vaya a ser que el debutante se les atragante de nuevo a los del trébol.

Desde atrás

La cosa va de pequeñitos que se atraviesan ante los grandes. A San Antonio Spurs se le atravesó José Barea. Con todo a favor mediado el segundo cuarto, los Spurs mandaban de más de diez y Dirk Nowitzki estaba en el banquillo con tres faltas personales.

Pero apareció el base de segundo año, junto a Brandon Bass, para consumar la remontada y robar el factor cancha a sus vecinos. Dallas se impuso por 105-97 a los Spurs con 13 puntos de Barea y 14 de Bass. En San Antonio destacaron Tim Duncan con 27 y Tony Parker con 24.

La otra gran remontada del primer asalto de los play offs fue para Philadelphia 76ers ante otro de los favoritos, Orlando Magic. Los Sixers se impusieron por 100-98.

Tras ir 18 abajo en el tercer cuarto, Donyell Marshall y Lou Williams se pusieron manos a la obra para culminar la remontada. La sensacional actuación de Dwight Howard para los Magic era contrarrestada por el acierto desde los siete metros del veterano Marshall para los Sixers.

En los momentos clave Philadephia supo desenvolverse mejor. Andre Iguodala ponía el 100-98 a dos segundos para el final y el otomano Hedo Turkoglu erraba en un intento a la desesperada.

Quienes no dieron opción a la sopresa fueron los dos mejores equipos de la temporada regular, Los Angeles Lakers y Cleveland Cavaliers, que no sufrieron demasiado para deshacerse de Utah Jazz y Detroit Pistons en sus respectivos choques. Houston Rockets, Atlanta Hawks y Denver Nuggets también arrancaron estos play offs con sendas victorias.