«Marat es el hermano mayor. Él toma las decisiones», asume Dinara Safina, fiel a la tradición rusa de dar primacía a los veteranos.

La pregunta le viene sobre la posibilidad de que la fraternidad Safin & Safina compita en más ocasiones en torneos de dobles mixtos, después de su relativamente buena experiencia en enero en la Copa Hopman -los eslovacos Hrbaty y Cibulkova fueron los vencedores-. Entonces, Marat Safin, que fue número uno en 2000, anunciaba su retirada al final de esta temporada. Cuatro meses más tarde, la benjamina Dinara supera a Serena Williams en el ranking de la WTA y emula a su hermano; número uno al canto.

Con esta clasificación histórica, Safina entra en la historia junto con su hermano, ya que nunca antes los integrantes de una pareja con estos lazos ha- bían sido líderes mundiales en sus respectivas clasificaciones. La saga de los Sánchez Vicario tuvo al hermano mayor -Emilio- en el top ten a finales de los 80 y a la menor -Arancha- en un fugaz número uno a finales de los 90. Por ello, esta bien avenida fraternidad entrará en la historia -junto con los zimbabuos Cara y Byron Black, que en su momento fueron número uno en dobles- al compartir, aunque con nueve años de diferencia, la cima del tenis individual mundial.

Aunque en 2008 Safina conquistara nada menos que cuatro títulos, la menor de la saga tenística aún no ha logrado brillar en ninguna de las cuatro grandes citas, aunque lograra alcanzar la final de Roland Garros para caer ante Ana Ivanovic, y perdiera la última final del Open de Australia contra Serena Williams-. El colmo de esta «segundona ganadora» llegaba en Beijing, cuando su compatriota Elena Dementieva la derrotaba en la final individual femenina por el oro olímpico.

No obstante, esta incansable luchadora aspira a engordar su palmarés y probar que su liderazgo no es flor de un día. Porque pocas son capaces de derrotar en el mismo año a tres números uno de forma consecutiva: Henin, Jankovic y Sharapova.

«Yo también rompo la raqueta cuando las cosas me van mal en la cancha», afirma Dinara, la segunda rusa en lograr el entorchado tras Sharapova. A diferencia de las últimas reinas del tenis, no es una habitual del glamour, ni se le suele ver en anuncios y pasarelas, o involucrada en affaires amorosos -no como su hermano Marat-, pasando tanto por temperamental en la pista como por «normal» fuera de ella.

«Espero en los próximos meses mostrar que merezco ser la número uno», afirma la moscovita, que reside en Valencia. Mientras, su hermano mayor tomará las decisiones, pero será ella su propia jefa sobre la pista.