Conferencia de la ONU contra el racismo
La denuncia del carácter racista de Israel provoca la ira de sus aliados
GARA | GINEBRA
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, mostró su «profunda decepción» ante la ausencia de países como EEUU, Alemania, Italia, Canadá e Israel de la Conferencia Internacional sobre el Racismo que comenzó ayer en Ginebra. El argumento para no acudir a Suiza fue la presencia del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, y que en la agenda de la cumbre estaba previsto denunciar que Israel recurre al racismo para dominar a los palestinos.
A juicio de Ban, la conferencia, que es la continuidad de la celebrada en Durban (Sudáfrica) en 2001 y que ya fue objeto de las iras de los aliados de Israel, debe organizarse «bajo el signo de una nueva era de multilateralismo y debe caracterizarse por menos confrontación, menos ideología y más comprensión mutua».
«Ninguna sociedad, sea rica o pobre, está inmunizada contra el racismo», añadió el secretario general de la ONU.
«El fenómeno puede tomar una forma institucionalizada, como los recuerda constantemente el Holocausto», insistió Ban, que ya había condenado el genocidio judío cometido por los nazis en un documento hecho público antes del inicio de la conferencia de Ginebra, bautizada como Durban-II.
Ban también criticó la intervención de Ahmadineyad, acusándole de «utilizar esta plataforma para acusar, dividir y provocar». Asimismo, en un encuentro entre ambos, le alertó del «riesgo que supone mezclar sionismo y racismo».
«Es lamentable que no haya escuchado mi ruego de buscar la unidad en este encuentro», añadió Ban.
Reacción furibunda de Israel
Durante la jornada de ayer, Israel dio un paso más para mostrar su protesta por la celebración de la conferencia, llamando a consultas a su embajador en Suiza, Ilan Legari. El presidente de la Confederación Helvética, Hans-Rudolf Merz, se entrevistó con el presidente iraní tras su llegada a Suiza el domingo por la tarde. Paralelamente, el Ministerio israelí de Exteriores convocó a la responsable de la Embajada suiza en Tel Aviv, Monika Schmutz-Kirgoz, para presentarle su protesta.
Las iras de Israel son exacerbadas, puesto que la organización de la conferencia no corresponde a Suiza, sino a la ONU, y la misma se celebra en la sede del organismo internacional en Ginebra, que tiene un estatus especial.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó previamente a Ahmadineyad de ser «un racista».
«En el momento en el que nos preparamos para recordar a las víctimas de la Shoah [Holocausto judío cometido por los nazis que Israel recordaba oficialmente ayer], una conferencia que pretende luchar contra el racismo acoge a un racisto y a un negacionista de la Shoah», proclamó Netanyahu, que mostró sus felicitaciones a los países que «han decidido boicotear este festival del odio».
«Estoy profundamente apenado e indignado porque en un día como el de hoy se inaugure una conferencia racista en Ginebra en la que su principal orador no es otro que Mahmud Ahmadineyad, un hombre que llama a borrar a Israel del mapa y que niega el Holocausto», añadió el presidente israelí, Shimon Peres.
Ni Netanyahu ni Peres, sin embargo, hicieron referencia a que las denuncias contra Israel que se formularon ya en la Conferencia de Durban de 2001 y que continuaron en la de Ginebra se basan en el carácter excluyente y racista del sionismo, la ideología sobre la que se sustenta y que aboga por «un Estado judío sólo para judíos».
Por ello, las medidas diplomáticas adoptadas por Israel contra Suiza se convierten en un sarcasmo si se tiene en cuenta que el Ministerio de Exteriores está dirigido por el ultraderechista Avigdor Lieberman, que ha abogado por la expulsión de los palestinos que viven en el Estado de Israel.
Asimismo, hay que tener en cuenta que la ONU eliminó cualquier referencia explícita a Israel en la declaración de la conferencia, con el objetivo de evitar el boicot que finalmente se produjo.
Hamas: «Apoyan las matanzas»
El movimiento palestino Hamas, por su parte, acusó a los países que han secundado la postura de Israel de «dar cobertura a los crímenes que comete contra los palestinos».
Fawzi Barhoum, portavoz de Hamas, destacó que quienes se han negado a acudir a Ginebra «se han plegado a las presiones americano-sionistas ejercidas sobre sus dirigentes» y destacó que esta actitud va en contra de «los llamamientos de Barack Obama a la paz, a la seguridad y al respeto de los derechos humanos» en Oriente Medio.
«La ausencia de EEUU en la conferencia de Ginebra muestra que no se ha producido ningún cambio en la política de su Administración en apoyo a Israel», añadió Barhoum.
El líder del NPA, Olivier Besancenot, no pudo entrar ayer en Gaza debido al bloqueo que mantiene Israel contra este territorio palestino, según denunció desde el paso de Erez.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se declaró dispuesto a retomar sin condiciones las negociaciones con la Autoridad Palestina, en lo que supone un cambio de postura respecto a la mantenida hasta el momento.
El poder judicial iraní ordenó que se aplique un procedimiento «rápido y justo» a la periodista irano-estadounidense Roxana Sabari, condenada a ocho años de cárcel por realizar labores de espionaje a favor de EEUU.
El número dos de Al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, declaró en un vídeo difundido por internet, que «entre los musulmanes y los oprimidos se percibe que no ha cambiado nada con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca».
A pesar de la salida en bloque de todos los estados de la UE presentes en la Conferencia de Ginebra durante el discurso de Ahmadineyad, los 27 volvieron a aparecer divididos en un foro internacional, puesto que no fueron capaces de tomar una decisión común sobre si debían acudir o no.
Durante el discurso que ayer por la tarde pronunció Ahmadineyad, que volvió a calificar a Israel de racista, los 23 embajadores de la UE presentes se levantaron al unísono y abandonaron la sala en señal de protesta.
Según fuentes diplomáticas citadas por France Presse, la decisión de adoptar esta forma de protesta si se volvía a criticar a Israel fue la única cuestión en la que los europeos pudieron ponerse de acuerdo antes del inicio de la conferencia.
«Conforme a mis instrucciones, nuestro embajador ante la ONU en Ginebra [Jean-Baptiste Mattéi], que encabeza la delegación francesa, ha abandonado la sala junto a sus colegas europeos y varias delegaciones más», explicó el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, que mostró su rechazo a que la conferencia «sea empleada como una tribuna para difundir planteamientos vergonzosos».
Sin embargo, la unidad que Kouchner quería mostrar ocultaba una profunda división sobre la conveniencia de acudir a Ginebra, puesto que cuatro miembros de la UE, entre ellos dos pesos pesados, han optado por el boicot.
Alemania, Italia, Polonia y los Países Bajos se han sumado a los tesis de EEUU, Canadá e Israel. Todos ellos consideran que la presencia de Ahmadineyad auguraba un ataque contra Israel. Chequia se sumó ayer a este grupo.
Asimismo, han denunciado que el proyecto de declaración final «no respete suficientemente las líneas rojas fijadas por la UE sobre la estigmatización de Israel y la difamación de las religiones».
«Este proyecto es inaceptable», declaró el domingo el ministro de Exteriores de los Países Bajos, Maxime Verhagen. «Los países poco preocupados por los derechos humanos buscan distorsionar la conferencia con el objetivo de situar la religión por delante de los derechos humanos, negar las discriminaciones contra los homosexuales y colocar a Israel en el banquillo de los acusados.
En cualquier caso, las palabras de Ahmadineyad de ayer en Ginebra pusieron sobre la mesa una crítica sobre las características del Estado de Israel asumido por numerosos agentes.
«Israel es un Gobierno racista que ocupó territorios palestinos bajo el pretexto del sufrimiento judío. Tras la Segunda Guerra Mundial recurrieron a agresiones militares para dejar a una nación entera sin hogar bajo el pretexto del sufrimiento judío. Y enviaron inmigrantes desde Europa, EEUU y otras partes del mundo para establecer un Gobierno totalmente racista en la Palestina ocupada. De hecho, en compensación por las nefastas consecuencias del racismo en Europa, ayudaron a llevar al poder al régimen racista más cruel y represivo en Palestina», señaló.
Tanto el primer ministro británico, Gordon Brown, como el presidente francés, Nicolas Sarkozy, condenaron desde Londres y París las palabras de Ahmadineyad, reclamando una «actitud firme» ante ellas.
Al menos cuatro personas murieron ayer y otras doce personas resultaron heridas en un atentado suicida registrado en Baquba, capital de la provincia de Diyala y situada a 65 kilómetros al noreste de Bagdad», según fuentes policiales.