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Nuevo disco de Dylan, «Together Through Life»

Regreso tintado por el arcano y rasposo blues

Un Dylan formal y sin concesiones volvió a ser número uno en 2006 con la edición de «Modern times», tras más de treinta años de abstinencia. El propio músico reconoce que no entiende su popularidad, pero a Robert Zimmerman le fue muy bien con el folk-rock y repite estatus con un repertorio austero en líneas y sin concesiones, como demuestra en su reciente «Together throught life».

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Pablo CABEZA | BILBO

Hace ya unos cuantos años que Dylan dijo adiós a su voz metálica, penetrante, aguda y con toque nasal. El Dylan de los últimos discos, y de «Together through life», se acerca a las ronqueras quejosas de Tom Waits, no porque lo pretenda, sino porque sus cuerdas vocales están lo suficientemente retorcidas como para sonar broncas. Cabe añadir a este tono, aunque más por proximidad estilística que por timbre, a un Dr. John gritando en busca de un hogar o a H. Wolf pidiendo lo suyo. Se añora la voz juvenil, sin duda, pero se acepta el actual estado por la lógica de los años y por el meticuloso estilo del que lo ha sido todo en el folk contemporáneo de melodía y guitarra.

Dylan se acompaña de Mike Campbel a la guitarra, bien conocido por su trabajo al lado de Tom Petty y sus Heartbreakers y del amplio periodo en el que Dylan tocó con Petty, y de David Hidalgo, acordeón y miembro de Los Lobos, dos músicos que gracias a su talento levantan las canciones en muchos instantes. Resulta especialmente colorista el acordeón de Hidalgo, que viene a superar las posibilidades y el clasicismo de una armónica, tan típica en el blues. De otra parte, Campbel domina con tanta autoridad el rock, el folk y el ritmo y blues que sus líneas de guitarra empujan de continuo. La banda se completa con George Receli, batería, Toni Garnier, bajo, y los oxigenantes detalles de steel guitar, banjo... y mandolina de Donnie Herron.

En cuanto a las letras, Dylan coescribe la mayoría de ellas con el veterano Robert Hunter, cantante, letrista, traductor de Rilke y poeta, conocido por sus colaboraciones con el fallecido Jerry Garcia, primero, y Grateful Dead, después. Además de contar con discos en solitario tan reconfortantes como «Tales of the great rum runners» (1974) y «Tiger rose» (1975). Dylan le conoció en los primeros sesenta en la bahía de San Francisco.

El disco se abre con «Beyond here lies nothing», canción un tanto peculiar al ser el corte seleccionado por Dylan para colgarlo en su web con descarga libre. Hay quien opina que es un plagio del «Black magic woman», original de Fleetwood Mac y llevada al éxito por Carlos Santana en el 71. Es cierto que guarda una atmosférica relación con el original de los Mac, no con la versión de Santana, pero el acordeón de Hidalgo la singulariza. En cualquier caso, son los riesgos de moverse en un estilo (el ritmo y blues) cuyas bases vienen utilizándose insistentemente desde los primeros años del siglo pasado. Esquemas tan trillados que sin la ayuda de otros estilos, subgéneros o inspiración sobrenatural, se corre el riesgo de reiteración inconsciente. Al respecto, algo similar se podría apuntar sobre «Shake shake mama», uno de los momentos más efectivos del disco y que suena a miles de retazos del blues de tiempo medio, y de «It's all good», que le debe a Muddy Watter o Bo Didley buena parte de su sugerente tren. En este punto, cabe señalar que Mike Campbell (no Dylan) se encuentra muy influenciado por el estilo etérero de Peter Green, como deja patente en el corte anterior o en «I feel a change comin on», otro delicado medio tiempo al que le bastan dos acordes para dar vida a un momento del alta eficiencia sensorial. Percepciones refrescadas en la memoria por la reciente escucha de «Fleetwood Mac Live in Boston 1970», triple cedé donde la guitarra del orático Green le muestra a Mike Campbell todas las claves del sonido blues espacial.

«Life is hard» es un tanto liviana, poco menos que la historia de un crooner cantando una canción en Las Vegas, en uno de los camerinos de «Vacaciones en el mar» o en un profundo club de Nueva York. Posee encanto, pero necesita más predisposición al sí que el resto de propuestas. «My wife's home town» remite a los creadores blues, pero también a las revisiones que de estos han realizado los mencionados Waits, Dr. John o doscientos más. Dylan, no obstante, crea temperamento, su propia historia. La entrada de la steel en «If you ever go to houston» dibuja un paisaje campero sobre el renqueante y machacón blues de base. «Forgetful heart» es una de las composiciones más ásperas y a la par melancólicas. No cuenta con mucha enjundia, pero es resultona, aunque no tanto como «Jolene», con un vaivén y formas muy contagiosas.

El resumen conduce a un disco de blues, severo en ocasiones y fronterizo en otras gracias a Hidalgo. Los seguidores perpetuos del último Dylan se sentirán satisfechos. Los buscadores de melodías y estribillos lo tendrán complicado. Los inquietos podrán divertirse. Los jóvenes sin carácter revisionista se aburrirán. Y, entre los veteranos, no habrá consenso. Así, quienes deseen recuperar al clásico Dylan, pueden recurrir a un grandes éxitos como «Before the flood», en directo con los atractivos The Band y remasterizado en este 2009, un grandes éxitos en toda su longitud..

Artista de culto

Se han publicado seis capítulos de entrevista en la página oficial de Dylan, obra de Bill Flanagan, estimable productor de MTV, periodista, escritor, crítico... y al que Dylan ha querido concederle el privilegio de una extensa conversación, cerca de 60.000 caracteres. Dylan, al respecto de sus últimos discos, apunta: «'Modern times' actualizó mi repertorio. No parecía haber ningún consenso general entre mis oyentes. Algunos prefieren las canciones de mi primer periodo; otros, el segundo o bien el periodo cristiano, el postcolombino, el prerrafaelista. Los hay que se inclinan por mis canciones de los noventa. Pero veo que ahora a mis oyentes no les preocupa de qué periodo son mis canciones. Sienten el estilo y la sustancia de una forma más visceral y se conforman con ello. Las imágenes poéticas no les obsesionan. Si hay un astrólogo con antecedentes criminales en una de mis canciones, no va a hacer que cualquiera se pregunte si la raza humana está condenada. Las imágenes están tomadas en el valor nominal y esto me liberó».

Ante tantas posibilidades y una vida tan amplia, Bill le pregunta qué tipo de artista cree que es, a lo que Dylan responde que «byroniano quizás. Mira, cuando empezaba, la cultura mainstream (adulta, acomodada) eran Sinatra, Perry Como, Andy Williams, `Sound of Music' -se refiere a la película `Sonrisas y lágrimas'-. No podía encajar en aquel entorno entonces y, por supuesto, no encajo ahora. Algunas de mis canciones han cruzado la frontera, pero todas lo han hecho con otros intérpretes». ¿Y no has intentado amoldarte?, le pregunta Flanigan: «No realmente. Mi tradición es la de la música folk y ese es el lenguaje corriente y la estética arquetípica con la que he experimentado. Esa es su dinámica. Aunque lo intentase no podría escribir canciones para el Brill Building (edificio de Nueva York donde se alojaban los principales editores de música de EEUU). Es lo que pasa con la música pop, no podía hacerlo entonces y no puedo hacerlo ahora».

Bill pregunta si eso significa que es un artista de culto: «Eso tiene connotaciones religiosas. Suena exclusivista y tribal. La gente tiene diferentes niveles emocionales. Especialmente de joven. Entonces muchas de mis influencias podrían haber sido consideras excéntricas. Los medios de comunicación tenían un alcance masivo, pero yo me sentía atraído por los intérpretes ambulantes. Estuve muy cerca de mucha de esa gente. Aprendí la dignidad de ellos, también la libertad. Derechos civiles, derechos humanos. Cómo permanecer dentro de uno mismo. Los demás estaban interesados en atracciones como la montaña rusa y los autos de choque. Para mí eso era una pesadilla. Todo el vértigo. La artificialidad. El declive de la vida. No tenía sentido ni parecía real. Fuera del camino principal era donde estaba la fuerza de la realidad».

 
El actual Dylan no es proclive a las versiones populares

En el pasado homenaje a Josetxo Anitua en Kafe Antzokia de Bilbo, hubo un grupo, Audience, que seleccionó «Hurricane», de Bob Dylan, para rendir trayectoria al músico vasco. «Hurricane» pertenece a la etapa media de Dylan, cuando este aún componía canciones con el potencial de llegar a múltiples aficionados, algo que no ocurre desde hace décadas, pues Dylan se ha atrincherado en una canción de raíz, blues en este caso, muy académica, sin concesiones ni a los estribillos ni a los fraseos quedones. Como él reconoce, muchas de sus canciones se han hecho populares gracias, precisamente, a las versiones que de ellas han realizado decenas de solistas y bandas. Periodo popular que concluyó hace años, pues el Dylan de las últimas décadas, por deseo o por las circunstancias de su vida y mente, ha dejado de concebir canciones de estribillo, ideas tendentes a ser aireadas por la multitud. Ahora, Robert propone una sobria y recia colección de canciones de blues y pulido ambiente sólo para devotos.

PELÍCULA

«Empleo un acordeonista cuando doy conciertos todo terreno. Es un instrumento perfecto para un montón de estilos. Está orquestativa y percusivamente en el mismo compás. Los acordeonistas fueron los primeros músicos que vi cuando era niño»

texas

«Se piensa que los americanos trataron mal a los españoles en Texas, pero se les escapa el hecho de que los españoles siempre reivindicaron Texas para México sin poblarlo. Dibujaron una gran línea en el mapa y dijeron: `Todo esto es nuestro'»

POLíTICA

«La política es espectáculo. Es un deporte. Es para los muy acicalados y ricachones. Los vestidos impecablemente. Los juerguistas. Los políticos son intercambiables. El poder real está en manos de pequeños grupos de gente y no creo que estén legitimados»

OBAMA

«No tengo ni idea de si será un buen presidente. La mayor parte de esos tipos llegan al cargo con las mejores intenciones y lo abandonan derrotados. Johnson sería un buen ejemplo de eso. Nixon, Clinton en cierta manera, Truman y todos los demás»

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