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Una reveladora crónica de juventud

«La Reina Victoria»

El proyecto nació de Sarah Ferguson, que contactó con Martin Scorsese y su socio inglés Graham King para producirlo. La duquesa de York quería ver llevada a la pantalla la vida de su antepasada la Reina Victoria y el guionista Julian Fellowes prefirió abordar la etapa de juventud con un director independiente como el «quebequois» Jean-Marc Vallée.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Es difícil saber las razones por las que un cineasta independiente elige determinado proyecto para dar el salto a la industria de Hollywood, pero lo cierto es que al quebequois Jean-Marc Vallée se lo rifaban los grandes estudios desde que hace cuatro años triunfó internacionalmente con «C.R.A.Z.Y.». Diez años antes ya se había dado a conocer como una fiable promesa con «Liste noir» y estaba claro que antes o después acabaría rodando en inglés para dejar la cultura francófona, que es en la que se ha movido hasta la fecha. De todas las ofertas que tenía sobre la mesa, el realizador de Montreal se decidió por «The Young Victoria», al ser el guión que más le convencía. A pesar del carácter anglosajón e histórico del relato, aparentemente alejado de los ambientes de su Québec reciente, Jean-Marc Vallée consideró que en el fondo tenía mucho en común con su anterior película. De la misma manera que se había identificado con el joven rebelde que protagonizaba «C.R.A.Z.Y.», a partir de sus conflictos familiares derivados del hecho diferencial de la homosexualidad, también sentía la necesidad de tomar partido por la joven Victoria, la cual padeció una educación represiva y tuvo que luchar para demostrar que, siendo una mujer en un mundo de hombres, disponía de sobrada capacidad para gobernar.

El encargo para realizar la película «The Young Victoria» le vino a Jean-Marc Vallée de Martin Scorsese y su socio, el inglés Graham King. Fue en la época en la que ambos andaban metidos en la producción de «Infiltrados», aunque la idea no era de ellos, sino de Sarah Ferguson. La duquesa de York quería que la vida de su antepasada por la parte de su exmarido, el príncipe Andrés, fuera llevada a la pantalla. Scorsese y King acogieron el proyecto entusiasmados, puesto que la Reina Victoria es una figura bastante intocable, a la que el cine se ha solido acercar con excesivo respeto. La cuestión era que nadie se había ocupado de su etapa de juventud, por lo que esta producción iba a resultar novedosa en todos los sentidos. Tenían claro que no querían a un director europeo, menos aún inglés, debido a que en el viejo continente el personaje histórico a retratar impone demasiado. Es por ello que se fijaron en el de Montreal, a sabiendas de que no se iba a dejar intimidar e iba aplicar un tratamiento moderno y sin complejos a la recreación del incipiente periodo victoriano.

Los productores y el director coincidieron desde el principio en lo mucho que les cautivaba el guión de Julian Fellowes, quien, al saber de la puesta en marcha del proyecto, se postuló como el único guionista posible, por su amplio y profundo conocimiento de la biografía de la Reina Victoria. Su dominio del cine de época ambientado en Inglaterra ya lo había exhibido al escribir para el maestro Robert Altman «Gosford Park», labor por la que fue recompensado con un más que merecido Óscar. Esa no ha sido la única aportación de Fellowes a la película, ya que se trajo consigo al rodaje al asesor histórico Alastair Bruce, que iba a resultar providencial para dar indicaciones exactas al reparto sobre las formas de comportamiento y protocolo social en las esferas cortesanas de la primera mitad del siglo XIX. Idéntico nivel de exigencia se observa en el vestuario de la oscarizada Sandy Powell, que ya había colaborado con Scorsese en «El aviador». Otro tanto cabe decir del maquillaje y la peluquería, a cargo de la también oscarizada Jenny Shircore, que sobre el aspecto de las reinas lo sabe casi todo desde que se ocupara de «Elizabeth». Si bien las localizaciones son puramente inglesas, tanto en cuanto la práctica totalidad del rodaje se llevó a cabo en exteriores que reemplazaban al castillo de Windsor, la Abadía de Westminster y los palacios de Kensington y Buckingham, lo cierto es que hubo una influencia germana en la corte a raíz del matrimonio de la Reina Victoria. Dicha penetración alemana (la Reina hablaba con su marido en alemán) está presente a través de la fotografía de Hagen Bogdanski, consagrado gracias al estilizado despliegue visual desarrollado para «La vida de los otros».

El título original de «The Young Victoria» no es ningún capricho, por más que los distribuidores lo hayan ignorado. En lugar de traducirlo literalmente como «La joven Victoria», han caído en el error de la solemnidad que impone «La Reina Victoria», lo que puede despistar al público no informado. Precisamente, la idea de los responsables de la película es desterrar la imagen madura de la reina, que es la que ha perdurado hasta la actualidad. En el inconsciente popular aparece como una señora mayor, bajita y regordeta, completamente enlutada. Pero no siempre fue viuda, ni vistió de negro de los pies a la cabeza, así que la pretensión de «The Young Victoria» es descubrir a una Victoria diferente, joven y enamorada. De esta manera se hace hincapié en su rebeldía, debido a que su infancia fue una constante tortura, a la que debió sobreponerse cuando, con tal sólo 17 años, hubo de enfrentarse a la responsabilidad de subir al trono. La futura reina perdió a su padre al poco de nacer, tragedia familiar que la convirtió automáticamente en la única heredera de la corona, ya que su madre no había tenido ningún hijo varón. La duquesa de Kent la confinó en el palacio de Kensington, sometiéndola a una vigilancia y un control paranoicos, a fin de sobreprotegerla. Nada le estaba permitido, incluso debía bajar unas simples escaleras acompañada, pues tal era el miedo a que algo le ocurriera. La duquesa aspiraba a ser regente, mientras su hija no cumpliese la mayoría de edad, más el tío de la joven, el monarca Guillermo IV, sobrevivió hasta 1837, fecha en la que Victoria le sucedió en el trono.

Guillermo IV está interpretado por Jim Broadbent y Miranda Richardson es la duquesa de Kent. Sus papeles tienen mucha influencia al inicio de la narración, hasta que Emily Blunt toma las riendas como la joven reina decidida a gobernar su vida y la del país. Es entonces cuando hace aparición en escena su primo Alberto, encarnado por Rupert Friend, que ya ensayó el acento alemán en «El niño con el pijama de rayas». Las dos cortes buscan un matrimonio de estado, pero no cuentan con el enamoramiento de la pareja. Entre la precoz reina y el hijo de Leopoldo de Bélgica surge una fuerte complicidad, al haber sufrido el mismo tipo de educación sometida al control familiar. La reina, pese a amar a su esposo, no tolerará la intromisión en política de su consorte, que únicamente pretenderá ser un igual. Ella lo comprenderá durante el atentado del que es objeto, viendo cómo Alberto se interpone heroicamente en la trayectoria de la bala para salvarla, sin importarle el riesgo asumido de forma instintiva. Semejante sacrificio fortalecerá su unión, simbolizada oficialmente en el acercamiento de sus respectivos escritorios.

La coronación de la joven actriz inglesa Emily Blunt

Apenas le ha costado a Emily Blunt cuatro años obtener su primer papel estelar, y es que ha rodado «La Reina Victoria» a la temprana edad de veinticuatro, lo que no está nada mal. Pronto la veremos en otra película de época, aunque de terror, junto a Benicio del Toro. «The Wolfman» es la prueba de la ascensión al estrellato de la actriz inglesa, que también prepara su próximo emparejamiento con el hijísimo Colin Hanks en «The Great Buck Howard». El papel que la ha colocado en tan favorable situación ha sido el de su consagración al lado de Meryl Streep en la comedia «El diablo viste de Prada». M. I.

INICIOS

La historia narra el ascenso al trono de la Reina de Inglaterra, centrándose especialmente en los turbulentos años iniciales y su legendario romance con el príncipe Albert.

LA MÁS LONGEVA

La Reina Victoria reinó durante 63 años, desde que tenía 17 años hasta que murió en 1901, y es la monarca más longeva en la historia de la Monarquía británica.

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