¡Viva el documental! (capítulo I)
Iratxe FRESNEDA | Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual
Dibujar la frontera que separa la realidad de la ficción, sobre todo el cine, es una quimera, pero rescatar maravillosos, dolorosos, alegres o puede que proféticos retazos de la realidad que nos rodea no. Mediante una mirada curiosa e inquieta algunos cineastas suelen regalarnos a los enamorados del género documental intensos pedazos de vida en cápsulas.
Si de por sí es una división artificial la que se ha trazado entre el cine de ficción y el documental, existe un contagio de formas entre ambos. Ahora se utilizan estructuras de ficción para el documental y a la inversa.
En la actualidad un fenómeno antes impensable asombra a la industria (y a los autores): los documentales se estrenan en cines comerciales y, por si fuera poco, se hacen con excelentes recaudaciones de taquilla. No hace falta que os recuerde la hazaña de «La pelota vasca», de Julio Medem...
El documental lleva años en plena metamorfosis, de la que ya van viéndose resultados. Una metamorfosis en la que varios factores funcionan como llaves maestras. Por una lado, un mayor número de personas puede convertirse en «documentalista» gracias al abaratamiento de los costes y de las nuevas tecnologías en formato digital y, por otro, como me comentaba en una ocasión que tuve de charlar con el desaparecido cineasta Joaquín Jordá, «eludir la pretensión de objetividad ofrece libertad para el cineasta y para el espectador y esta subjetividad es precisamente lo que ha hecho que aumente el interés por el documental. Ahora no se oculta el hecho de que se trata de una forma particular de mirar la realidad. La tendencia general es hoy por hoy decididamente subjetiva, lejos de la mirada divina con la que se planteaban los documentales antaño». En la actualidad, la temática de los documentales no tiene límites; en otros tiempo la tecnología solía ser uno de ellos. Límites que en los inicios del cine algunos mágicos realizadores como Dziga Vertov se animaron a superar creando documentos como «El hombre de la cámara de cine». Dziga Vertov fue un cineasta innovador, poeta, agitador, propagandista y pilar indispensable de un cine documental auténtico que respondiera a las necesidades políticas, económicas y sociales del momento histórico en el que vivía. Baluarte del cine experimental, la mirada apasionada de este cineasta nos acerca, con «El hombre de la cámara de cine», la actividad cotidiana de un San Petersburgo de principios de siglo, emocionándonos con el visionado de unas imágenes cautivadoras, con un montaje sencillamente fantástico que enlaza la vida real con el cine y los une para siempre.
T.O.: 'The Young Victoria'.
Dirección: Jean-Marc Vallée.
Guión: Julian Fellowes.
Producción: Sarah Ferguson, Martin Scorsese y Graham King.
Intérpretes: Emily Blunt, Rupert Friend, Miranda Richardson, Jim Broadbent, Paul Bettany, Mark Strong.
País: Inglaterra-EE.UU., 2009.
Duración: 100 minutos.
Género: Biopic.