Los estados español y francés pretenden resolver el conflicto con Euskal Herria actuando sólo sobre sus efectos, especialmente contra la resistencia armada de ETA y su «entorno». Pero, qué conforma ese «entorno»? ¿Sólo los familiares y amigos de los presos políticos, la izquierda independentista, las plataformas y foros que defienden la negociación, y los que impulsan la cultura vasca? ¿No son también «entorno», por acción u omisión, los parlamentos, gobiernos, iglesias, partidos, jueces, militares, policías, universidades, medios de comunicación, patronos, sindicatos...?.

El conflicto no se soluciona combatiendo las consecuencias si no se resuelve antes la causa: la negativa de los estados francés y español a reconocer que Euskal Herria es una nación, con derecho a decidir su futuro. Rechazando la negociación política y usando la fuerza para dominar el Pueblo Vasco, no se logra la paz. La primavera no se detiene arrancando flores. ¿Por qué temen esos poderosos estados la independencia de Euskal Herria? ¿Creen que sin ella España y Francia no serían viables? Es evidente que no es así, pero aunque lo fuera, la autodeterminación de los pueblos es un derecho básico, reconocido y protegido por la ONU y las leyes internacionales. Impedirlo con las armas es un delito imprescriptible. Euskal Herria desea ser independiente y vivir en democracia, con una justicia social basada en el reparto equitativo de la riqueza, y en solidaridad con los demás pueblos. Cuando España y Francia lo acepten, los vascos, españoles y franceses lo celebraremos. Aurrera!