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TAT denuncia el incumplimiento de los protocolos en los últimos arrestos

Torturaren Aurkako Taldea (TAT) denuncia que en las tres grandes operaciones policiales que se han desarrollado en los cuatro primeros meses de 2009 se incumplieron los «débiles protocolos» contra la tortura, tanto por parte de la Ertzaintza como de la Policía española. De los 18 ciudadanos vascos arrestados e incomunicados, nueve han presentado denuncia por malos tratos en comisaría.

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Agustín GOIKOETXEA |

Torturaren Aurkako Taldea (TAT) ultima un protocolo para prevenir malos tratos y torturas por parte de las fuerzas policiales hacia los detenidos, fundamentado en las recomendaciones internacionales que existen en esta materia. Ane Ituiño y Lorea Bilbao, representantes del organismo, avanzaron que el documento, que harán público en los próximos meses parte del reconocimiento de la existencia de la tortura, la adopción de garantías para que estas situaciones no se vuelvan a repetir y la articulación de mecanismos para conseguir la rehabilitación de las víctimas.

Esta iniciativa, según subrayaron desde el colectivo contra la tortura en Euskal Herria, parte del balance realizado en los cuatro primeros meses de 2009. Bilbao e Ituiño relataron detalles de las operaciones de la Ertzaintza y de la Policía española, que se iniciaron el 1 de marzo con el arresto en plena jornada electoral de Manex Castro en Villabona y concluyeron el 18 de abril con las detenciones de nueve personas en di- versas localidades vascas y en Montoriol, en Catalunya Nord. En ellas, remarcaron, no se cumplieron siquiera las débiles normas establecidas.

Con la aplicación de la incomunicación a Castro, destacó Ituiño, se acabó con tres años de arrestos comunicados por parte de la Policía a las órdenes del Ejecutivo de Lakua, y luego hubo un nuevo relato de malos tratos ante el juez en Madrid. Desde TAT se criticó que pese a que la defensa del villabonarra solicitó copia del video que Interior de Lakua remitió a la Audiencia Nacional, el juez Eloy Velasco lo haya desestimado.

Se preguntaron si «hay miedo de mostrar el contenido de la filmación o, por el contrario, es que las cámaras no grabaron nada en comisaría». La decisión de Velasco la calificaron de «muy grave», al igual que el empleo por parte de la Policía española de antifaces para tapar los ojos de algunos de los apresados en el operativo del 31 de marzo en Hernani y Urnieta. «Esto también es tortura. Es una privación sensorial, como se mostró en varias fotografías publicadas por medios de comunicación, y la ley lo califica de mal trato», apuntaron.

Ocho jóvenes detenidos entonces presentaron denuncias de malos tratos mientras permanecieron en las dependencias policiales de Donostia. Desde TAT tampoco pasan por alto la escasa información que se dio a los familiares sobre la situación de sus allegados o que a los médicos se les limitase su tarea de control en los calabozos.

La «novedad» del operativo desplegado por las policías española y francesa en localidades vascas y en Montoriol, en Catalunya Nord, lo sitúan desde Torturaren Aurkako Taldea en la violencia con la que se emplearon los agentes franceses para apresar a Jurdan Martitegi, Gorka Azpitarte y Alex Uriarte, propinándoles patadas y pisoteándoles la cabeza. Azpitarte, vecino de Eskoriatza, fue el que peor parte se llevó; el médico tuvo que darle varios puntos de sutura después de que una piedra se le incrustara en una mejilla. Ituiño resaltó que la juez Le Vert «se quedó sorprendida» por el estado de los detenidos y por ello ha abierto diligencias.

Mati Iturralde
Médico

Médico de asistencia primaria, Iturralde, al igual que otros profesionales de la sanidad vasca, es una de las facultativas que designan las familias de los incomunicados para tratar de velar por la integridad de sus allegados. Sin ser forenses, desarrollan su función.

«El protocolo de la AN ha tenido un desarrollo muy limitado y el de Lakua no está normalizado»

¿Es difícil el trabajo en los calabozos?

El trabajo es complicado porque el medio, para nosotros, es muy agresivo. Nos enfrentamos a una situación de incomunicación del detenido donde no puedes hacer una actividad clínica normal, que es a lo que estamos acostumbrados, sino que lo que tenemos que hacer es vigilar e intentar descubrir si ha habido algún tipo de maltrato porque no es algo evidente en la mayoría de los casos.

¿Qué opina de la aplicación del protocolo para la prevención de malos tratos?

El protocolo que se aplica en la Audiencia Nacional ha tenido un desarrollo muy limitado. De todos los jueces y salas de la Audiencia Nacional, hasta el momento, sólo lo aplica Garzón y Pedraz. En el caso del que aprobó el Departamento de Interior de Lakua, que yo sepa, como médicos de confianza no hemos tenido acceso a los centros de detención de la Ertzaintza y, en principio, al no ser una cosa normalizada, sino que es esporádica y anecdótica, no tiene un desarrollo normal.

¿Cómo mejoraría su labor de control?

El protocolo sólo se aplica a detenidos incomunicados, con lo cual se plantea si es conforme a derecho. Se nos impone que seamos aceptados por la Audiencia, que nos dirijamos siempre en castellano, que no podamos hablar de otro tema que no sea el específico de un informe forense -es decir, preguntas sobre el trato recibido y su estado de salud-, que nuestra propia actividad esté continuamente supervisada por el forense de la Audiencia. A pesar de ello, aun y todo, podríamos hacer nuestra labor de una manera razonable si hubiese un claro apoyo institucional para nuestra labor, que es absolutamente voluntarista y que no es reconocida por la institución.

¿Cómo es el trato con el forense de la Audiencia Nacional

Tratamos de mantener una relación profesional. Lo que sí nos damos cuenta es que el propio medio no favorece nuestro trabajo, ya que nuestro primer contacto con los detenidos se produce, por lo menos, 48 horas después del arresto. Otro condicionante se deriva de los vicios adquiridos en el aislamiento. Las visitas se dan con una irregularidad total. Muchas las efectuamos a las tres de la madrugada, cuando lo razonable es que fueran, y así se plantea en el protocolo, a la mañana, al mediodía y a la noche para permitir el descanso normalizado a los detenidos y para que el informe forense sea elaborado en las mejores condiciones. A.G.

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