Mikel Gil, Kurika, está en su domicilio en situación de prisión atenuada desde el miércoles por la tarde, según ha dado a conocer el movimiento pro-amnistía, que ha saludado la noticia y especialmente la movilización desarrollada en su barrio de la Txantrea en estos meses.

Como ha ocurrido antes con otros presos enfermos, a Gil se le han impuesto intensas medidas de control. A modo de ejemplo, no se le permite salir de Iruñerria. Tampoco puede «mezclarse con grupos que impulsen la violencia», según la terminología con que se define su situación, ni ofrecer entrevistas a los medios de difusión.

Mikel Gil padecía diferentes problemas síquicos y físicos perfectamente conocidos por las autoridades carcelarias, que sin embargo habían denegado hasta ahora su excarcelación, pese a los primeros problemas fueron detectados en 1996. Todo ello derivó en un intento de suicidio el pasado mes de noviembre, por el que estuvo ingresado en el hospital Miguel Servet de Zaragoza.

El movimiento pro-amnistía considera que este retorno a su domicilio es «una buena noticia» y sitúa tanto este caso como otros anteriores como una constatación de que la movilización social da sus frutos. «Sin embargo, creemos que es denunciable también que se hayan adoptado tales medidas. Mikel tiene todo el derecho a vivir libre y tranquilo en su pueblo, sin ninguna condición ni límite. Además de ello, nos pare- ce grave que entre esas medidas haya algunas ligadas a la actividad política, porque es una consecuencia evidente de la represión ideológica que existe en este pueblo», afirma.

La movilización por Mikel Gil había tomado cuerpo en la plataforma «Kurika etxera!», surgida en la Txantrea.