El Ministerio cingalés de Defensa juzgó «sin valor científico», a falta de la comprobación in situ, las imágenes captadas por satélite de Unosat, instituto para la investigación de la ONU, en las que se muestran los cráteres abiertos por las bombas y fuego de mortero en la denominada «zona libre de combates», establecida por el Gobierno de Sri Lanka en febrero. «Lo que vemos en las imágenes podría ser incluso una estratagema del LTTE» de cara a la comunidad internacional, zanjó. La víspera, en declaraciones a Al-Jazeera, el ministro cingalés de Exteriores, Palitha Kohona, admitió los bombardeos, aunque alegó que se produjeron hace semanas y que su objetivo eran los arsenales de armas del LTTE. Añadió que fue «proporcionado» y por lo tanto «legítimo».

Ante el desmentido del Ejército, el responsable de la unidad de cartografía de Unosat, Einer Bjorge, señaló a la misma cadena de televisión que «las imágenes son bastante claras y están fechadas; se pueden estudiar y hacer comparaciones», y añadió que la disposición de los cráteres sugiere ataques aéreos.

Los Tigres acusaron ayer al Ejército de matar a 64 civiles y herir a otros 87 al bombardear dos veces un hospital en Mullivaykal. La web TamilNet aseguró que las tropas supieron de las coordenadas exactas del centro a través del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la única organización humanitaria con acceso a la zona. TamilNet afirmó que «la masacre ha sido calculada para coaccionar a los civiles», ya que un trabajador humanitario dijo haber visto panfletos lanzados desde el aire con un mensaje del presidente, Mahinda Rajapaksa, para que los civiles abandonen la zona. El Ejército negó haber atacado y agregó que «podría deberse a un error de tiro de los Tigres».