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SEGUNDA Aranburu sufrió una fractura de peroné

En una tarde triste, la Real no puede remontar contra nueve

El Celta se puso por delante con dos goles de Dinei y Ghilas y se tuvo que conformar con conseguir un punto al ser expulsados Peña y Dani Ábalo. Abreu marcó de penalti y Necati inauguró su casillero.

REAL SOCIEDAD 2

CELTA 2

Joseba ITURRIA | DONOSTIA

Anoeta vivió una tarde triste y no sólo por el resultado. No hubiera sido mucho más feliz si en el último minuto Ansotegi marca en una opción clara para culminar la remontada y alimenta artificialmente unas opciones de ascenso que desde la derrota con el Tenerife no son reales.

Desde aquel día el ascenso es una quimera y todo lo que se hace debería ir encaminado a conseguirlo la próxima temporada. Llegar con 50 puntos a falta de diez partidos para el final sin ningún riesgo de descenso era ya todo un éxito con todos los obstáculos que han perseguido a este equipo esta temporada y concedía tres meses para trabajar para el próximo año.

Por eso que uno de los pilares de ese futuro, Mikel Aranburu, caiga lesionado con una posible fractura de peroné tras una tarde en la que demostraba que ha alcanzado su mejor forma tras superar su grave lesión anterior es por sí solo un motivo para la tristeza. Como lo es que la Real gane sólo dos de los nueve partidos que ha disputado este año en Anoeta, cuando es fundamental dar puntos a la afición para ilusionarla para el futuro.

Pero también es triste que no se aproveche el tiempo para dar minutos a los jugadores que se van a quedar en el equipo la próxima temporada. Estrada, Agirretxe y Carlos Martínez van a continuar porque tienen contrato, unas fichas, un nivel y un futuro que aconsejan su continuidad mientras que Moha y Necati no seguirán por esos mismos criterios. Por eso que el turco saliera antes que el usurbildarra como tantas otras tardes y que el zarauztarra fuera el primer sacrificado en lugar del marroquí cuando éste no lo hacía mejor también es triste.

Quizás Lillo argumente que en la situación actual jugar preferentemente con aquellos que pueden seguir junto con otros como Xabi Prieto, Abreu o Marcos a los que se puede, al menos, intentar convencer para que sigan puede quemar a los jóvenes.

Pero lo peor para un joven es que no juegue y sólo tenga 55 minutos cuando sale un partido de titular cinco meses después en posiciones en las que no está habituado como Estrada ayer o Carlos Martínez contra el Tenerife. No sólo ellos juegan en posiciones que les son diferentes cada partido, y eso tampoco ayuda a aprovechar el tiempo.

No es bueno que porque Gerardo se levante con una gastroenteritis se cambie la forma de jugar de todos los restantes jugadores ofensivos. Ayer la Real volvió a jugar de una manera diferente y jugó un mal partido. Pudo ganarlo por las circunstancias de las expulsiones y porque esta plantilla es competitiva hasta cuando peor lo hace, pero la imagen que se dio contra once, contra diez y contra nueve fue mala. Y eso es tan triste como perder opciones de ascenso y noventa minutos para hacer el equipo del futuro, aunque lo más doloroso ayer fue perder a otro jugador básico para meses.

Mal desde el inicio

La Real arrancó mal el partido. Antes del gol de Dinei, Ghilas ya tuvo dos claras oportunidades. En la primera Ansotegi midió mal el fuera de juego y enmendó su error al interceptar el centro y la segunda fue anulada con un fuera de juego inexistente tras un remate al larguero.

Fue un comienzo en el que parecía que un equipo se jugaba mucho y el otro poco y en el que el Celta se adaptó mejor al sistema planteado por Eusebio que la Real a una nueva variante táctica. La entrada de Estrada y Moha en el lugar de Gerardo y Markel llevó a jugar con ellos muy abiertos como si fueran carrileros, con Marcos y Prieto muy centrados junto a Abreu. Rivas y Aranburu quedaban con todo el centro del campo para cubrirlo en inferioridad contra los tres centrocampistas del Celta.

Pese a todo fueron los dos mejores realistas, sobre todo Aranburu, el único que aportaba luz en el desconcierto local y dejaba a Abreu un buen balón que remató fuera con la derecha. Otro centro de Prieto que el uruguayo remató al centro y una falta botada por Marcos rematada por Ansotegi fueron los únicos argumentos ofensivos de la Real en el primer tiempo.

Tampoco el Celta hizo tanto para marcharse con un 0-2 porque tras ponerse por delante se centró en defender, pero en la única ocasión en la que llegó al área Ghilas forzó un penalti que él se encargó de transformar.

La Real seguía en su triste dinámica en el inicio del segundo tiempo cuando una jugada cambió el partido. Un remate de Xabi Prieto fue despejado con el codo por Peña en una acción bien sancionada con penalti y expulsión -también se anuló bien el remate posterior de Abreu porque estaba en fuera de juego- y eso metió a los blanquiazules en el partido.

Por si fuera poco, Dani Ábalos entró como no debe hacerlo un jugador con tarjeta, con el brazo en alto de forma peligrosa porque podía golpear a Moha y al balón, y a partir de ahí, contra nueve, la Real empezó a tener fe y opciones para la remontada. Pero no tuvo ideas y paciencia para buscar los espacios para llegar a las bandas y buscar desde ahí buenos centros. El Celta se encargó de que se jugara lo mínimo en los veinte minutos que quedaban. El primer gol de la temporada de Necati fue el único que encajó un Falcón al que sólo le faltó ir al centro del campo para pedirle al árbitro que le sacara tarjeta. Y se quedó sin verla y sin que el árbitro alargara el partido como era obligado por todas las incidencias del segundo tiempo.

Lillo: «Al principio equivocamos paciencia con lentitud y al final velocidad con ansiedad»

Juanma Lillo se mostró triste de entrada -«sobre todo por lo de Mikel. Ojalá no se confirme un diagnóstico que le puede llevar a tener una lesión larga»- y fue crítico con el juego de su equipo al señalar que «más allá de que ellos hayan tenido efectividad en el primer tiempo, con dos ocasiones de cada uno, las dos de Sebastián y las dos de ellos, hemos estado muy mal. En la primera mitad equivocamos paciencia con lentitud y al final velocidad con ansiedad. No hemos sabido manejarnos ni en un tramo ni en el otro, pero al final tuvimos ocasiones. Pero entre los tres palos, ninguna. Contra un equipo en inferioridad numérica, llegamos bien con mucha ventaja a las posiciones finales por fuera. pero pese a esa ventaja no producíamos. Pese a ello, lo normal es que que hubiera llegado un tercer gol y ha habido posibilidades. Podíamos haber ganado perfectamente, pero no podríamos decir que fue un buen partido».

Un periodista le decía que de ganar en Alicante se podría hablar otra vez de opciones de ascenso y respondió que «cada vez queda menos, pero tenemos que ir a Alicante y venirnos con los tres puntos. Empatando tenemos la misma obligación que si hubiéramos ganado».

Eusebio Sacristán, técnico del Celta, señaló que «me voy contento porque hemos ganado muchas cosas y triste por perder dos puntos con una jugada clave para nosotros en la que no ha habido nada. Una mala interpretación de lo que ha pasado nos costó un penalti y una expulsión y cambió el partido».

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