El festival, que reunió en torno a 3.000 apasionados de las Culturas Urbanas actualmente tan en boga, resultó francamente espectacular, al reunir a excelentes bailarínes no solo encima del escenario, sino también en los improvisados corrillos donde los más valientes se atrevieron con sus piruetas imposibles.

El festival, que nació hace ocho años en Elorrio, ha crecido en aforo y formato, hasta encontrar acomodo en el pabellón de La Casilla, donde repetían por tercera vez, colgando el cartel de «No hay billetes» para disgusto de decenas de rezagados. El formato, que convierte al festival de Bilbo en singular, sencillo. Ocho equipos de seis bailarínes, y una coreografía grupal en torno a los cinco minutos por equipo. Además, alternando con el baile, se presentaban diversas expresiones de Cultura Urbana: Los hermanos Tiziano de Milan, hicieron espectaculares acrobacias a los patines y subieron la temperatura del público, el Dj Tito Juanpe hizo gala de un virtuosismo un tanto técnico y frio en los scratch y los Mc bilbainos Invert & El Shintoma demostraron chulería, con más elegancia el segundo. Destacable es el caso de Dizebi, quien en apenas cinco minutos demostró ser capaz de fotografiar caras con los spray. Miembro del grupo Extralargos, el beasaindarra lleva diez años decorando paredes con unos graffitis llenos de expresión y vida.

Sube la temperatura

Pero el público quería sin duda piruetas imposibles, y vaya si las tuvo. Formado por breakers de Irun y de Zarautz, estrenaron escenario Irunbreak, pasando de ser espectadores en anteriores ediciones a mostrar sus habilidades bajo los focos. Con estética de cowboy demostrarón que en Euskal Herria también se baila break. Con cambios de escenario limpios y rápidos entre equipo y equipo, tras losguipuzcoanos saltaron a escena las navarras Breathless, fuera de concurso, con menos piruetas pero mas humor que la mayoría de los chicos, cuyas coreografías abusaron de armas y tiros. Espectaculares resultaron también D2N2, dobles parejas de Barcelona, bien conjuntadas y con un compás fabuloso, y Azaria, cuatro chicas francesas de origen subsahariano con un baile muy tribal y rítmico.

Origin-Allz (Madrid, Valencia y Zaragoza) se repartieron en escena el botín de un atraco que acabó en tragedia y los parisienses Fantastic Armada (3. premio) consiguieron liberarse de su cautiverio tras romper las cadenas con piruetas de suelo. Los madrileños Fusion Rockers (2. premio) resultaron individualistas pero agradaron con un humor fino y una música excelente y tanto Ghost Rockz (Zurich) como Pockemon (Lion, 1. premio), con saltos y piruetas de altura, demostraron el porqué de su fama, más los segundos que los primeros. Aquí acabó el campeonato, no así la fiesta.